Al mismo tiempo que se llevan a cabo los trabajos en La Marina, los coruñeses podrán estrenar uno de los proyectos que más tiempo ocupó al actual gobierno local: el párking y la nueva plaza de O Parrote, cerrada al tráfico y al tránsito de los peatones desde hace más de seis años. Según anunció ayer el alcalde, Carlos Negreira, tanto el nuevo espacio público como el aparcamiento subterráneo, con más de 600 plazas, se podrán estrenar el 25 de junio de este año.
El párking dispondrá de dos entradas: una definitiva, a través del castillo de San Antón, y otra provisional desde Puerta Real, ya que una vez esté listo el túnel de La Marina el acceso se realizará a través de los subterráneos.
También está previsto que concluyan a finales de este mes los trabajos para acondicionar los restos de muralla que quedaron visibles, así como el acondicionamiento de los bajos de O Parrote, donde se restauró parte de la fortificación medieval de la ciudad.
Con la plaza pública se recuperarán para uso de los vecinos 20.000 metros cuadrados al lado del mar. Según el regidor –que ayer se encargó de presentar el plan de tráfico para La Marina–, en el caso del edificio para usos comerciales, pegado a La Solana, será la responsable del mismo, Copasa, la que decida la fecha de apertura del mismo.
polémico edificio
Precisamente a este inmueble se refirió ayer el BNG, que demandó la paralización de las obras del mismo para revisar de oficio la licencia que el Ayuntamiento otorgó a la adjudicataria de las obras en 2012 para su construcción y apertura.
Los nacionalistas realizaron esta solicitud después de que los vecinos se sorprendiesen de la llamativa estructura metálica que se colocó sobre el techo del edificio, y que sobrepasa la cota de O Parrote. Según el BNG, tanto el edificio como esta estructura –prevista para resguardar el acceso a los ascensores que conectarán la parte alta de la ciudad con el mar– suponen “un enorme impacto visual sobre o castelo de San Antón”.
En el grupo municipal, que lidera Xosé Manuel Carril, culpan de la apariencia de este inmueble al gobierno local, ya que fue en la junta del 28 de septiembre de 2012 cuando se concedió la licencia de obras y servicios a Copasa. Por el momento, el Ayuntamiento se comprometió con los vecinos a solicitarle a la empresa que busque una solución menos llamativa para la salida del ascensor.
Sobre el aspecto del edificio destinado a usos comerciales también se pronunció ayer la asociación ecologista Arco Iris, que pide al Colegio de Arquitectos que se posicione sobre el inmueble, ya que considera que A Coruña “no debe tolerar semejante atrocidad urbanística”. Duda que las dimensiones de la obra “estén acordes con la estricta legalidad urbanística”. n