La desaparición de una palmera como consecuencia de las obras de La Marina ha suscitado las protestas del partido local Unión Coruñesa que lo califica de “atentado ecológico”. Según el portavoz de la formación, Carlos Marcos, el gobierno municipal “ha actuado con cobardía, con indolencia, con ocultismo y con al barbarie de la falta de respeto a la naturaleza” al permitir la destrucción de una planta que ellos valoran en decenas de miles de euros.
La versión del Ayuntamiento es muy distinta. Según fuentes municipales, ya se había advertido que con motivo de las obras de reforma de La Marina sería necesario retirar las palmeras que lo adornan. “Algunas pudieron ser trasplantadas y otras no, por lo que se talaron”. En el caso del árbol que tanto indigna a la formación de Carlos Marcos, que se erguía frente a la Autoridad Portuaria, “no reunía las condiciones para su traslado”.
Eso sí, el Ayuntamiento no aclara en qué condiciones exactas se encontraba la palmera. Y Unión Coruñesa exige responsabilidad y una explicación, dicen, “que no pase por inventarse ahora una enfermedad que la planta no tenía”.
Recuerdan, ademas, que ya habían advertido hacía unos días de que la palmera en cuestión corría peligro porque había sido “atropellada” por unos contenedores de gran tamaño que se instalaron allí para producir hormigón. Poco después, la planta desaparecía “con nocturnidad y alevosía” y solo quedaba un tocón ocultó bajo unos tubos.
Por su parte, desde María Pita insisten en que la especie no era tan valiosa como la que fue necesario talar hace un mes en los jardines de Méndez Núñez, y que estaba afectada por una plaga fúngica. Es más, aseguran que cuando se finalicen las obras de urbanización de La Marina volverán a plantarse árboles en la calle “con un mayor valor ecológico y más apropiados para esa zona”.