Un nuevo intento de ocupación de un edificio en el centro enciende las alarmas

Un nuevo intento de ocupación de un edificio en el centro enciende las alarmas
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La Policía Local frustró el lunes lo que parece ser un intento de ocupación en el número 58 de la calle de San Andrés. El incidente tuvo lugar a las ocho y media de la tarde, cuando la vía comercial estaba muy transitada, y el sospechoso, un veinteañero, pudo escapar antes de que las autoridades lo identificaran. La testigo, propietaria del negocio que ocupa el bajo, asegura que se trataba de “no tenía mala pinta, parecía como si fuera a irse de botellón, y se reunió con otro grupo de jóvenes” que le esperaban.

Presuntamente, el joven entró en el edificio, que lleva bastante tiempo vacío, y habría conseguido colarse en el interior de una vivienda del primer piso antes de que el crujir del suelo (es un edificio antiguo, con estructura de madera), alertara a la empresaria de que había alguien. Al verse descubierto, el joven se fue, pero la testigo  llamó la atención de una patrulla de la Policía Local que casualmente pasaba por San Andrés en ese momento.

En un principio, los agentes no pudieron confirmar si se había producido el allanamiento por la falta de evidencias. Pero la propietaria del inmueble, una mujer de avanzada edad, también fue advertida. Ella llamó a un cerrajero que confirmó que la puerta había sido forzada. “Yo le vi poco después, estaba mirando el portal, pero ese momento estaba iluminado (todavía se encontraban allí los agentes municipales), así que se fue”, asegura la testigo.

El mes pasado

No es la primera vez que San Andrés se convierte en el escenario de un suceso relacionado con la ocupación ilegal de edificios, si es que eso fue lo que ocurrió, dado que no puede descartarse un robo. A finales del mes pasado, muy cerca de allí, en el cruce con la calle de Santa Catalina, los bomberos tuvieron que sofocar un incendio en un edificio abandonado donde se encontraba viviendo allí alguien ilegalmente desde hacía  tiempo.

“Sabíamos que había alguien allí porque veíamos entrar y salir gente y la puerta estaba arrancada, y colocada a un lado”, comentó una testigo. Afortunadamente el fuego, que se produjo a la hora de comer, no causó daños, y desde entonces, la puerta esta asegurada por un candado con una cadena para evitar nuevas intrusiones. “Es que es un lugar muy goloso –señalan en San Andrés–, porque está en el centro de la ciudad, y porque tiene varios edificios vacíos”.

Las ocupaciones de edificios está en auge. Ya sea por “verdaderos” okupas, es decir, personas que lo consideran una forma de reivindicar el derecho al a vivienda y la especulación inmobiliaria o simplemente por gente muchas veces en riesgo de exclusión que no puede o no quiere acceder a una vivienda legalmente.

En muchos casos, estos allanamientos se dan en la periferia, pero no siempre es así. La geografía coruñesa está salpicada de promociones inmobiliarias vacías o casi, de edificios abandonados o pisos que han pasado a ser propiedad de las entidades bancarias por no haber podido sus anteriores dueños pagar la hipoteca o simplemente de propietarios que no quieren alquilarlos por motivos personales. Se han registrado casos en Eirís, Palavea, Monte Alto, Ciudad Vieja y otros barrios.

Entre los okupas hay tanto españoles como extranjeros, especialmente rumanos y portugueses. Muchos son insolventes, así que no temen las multas que les imponen, y saben que el proceso de desalojo puede prolongarse hasta un año. Por eso, en las promociones ya concluidas, con residentes pero con pisos vacíos, las inmobiliarias están recurriendo cada vez más a instalar puertas antiokupas, formadas por planchas metálicas que es necesario arrancar de la pared para poder penetrar en la vivienda.

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