“Yo no sé quién sería si me hubiera quedado en la Unión Soviética. Todo sería diferente”

“Yo no sé quién sería si me hubiera quedado  en la Unión Soviética. Todo sería diferente”
la pianista asegura que galicia le ha aportado mucho javier alborã©s

Calidad, belleza, madurez y emociones. Si tuviera que meter en un saco las cualidades para brillar en la música estas serían las elegidas por la pianista Marianna Prjevalskaya. Sin ellas es imposible, asegura.

En su último disco, la selección de piezas es muy variada. ¿Su repertorio también lo es?
Sí, en él se pueden escuchar piezas de Scarlatti, Haydn, Schumann y el compositor español José Zárate. Son estilos completamente diferentes, igual que mi repertorio. A mí me interesa mucho la música barroca y la obra de Scarlatti me parece interesante porque pasó sus últimos 40 años de vida en Madrid, trabajó para María Bárbara y le dio clases de clave a la reina. Me gusta el carácter de su música. La variedad, el contraste y la alegría.

¿Qué es más difícil interpretar, una música alegre o triste?
La música puede tener alegría y tristeza. Dolor. Puede transmitir todos los sentimientos que quieras. Es como un lenguaje sin palabras. Lo que pasa es que el que la oye lo interpreta como quiere.

En medio de la crisis y con un público tan concreto ¿Es rentable sacar un disco?
Yo creo que sí, que hay melómanos que siguen todo lo que sale nuevo. Yo tengo suerte de ver mis discos en Fnac de A Coruña.

Dirige un certamen abierto a amateurs como el Open Piano Competition. ¿Se ha encontrado con cosas interesantes?
Sí, el año pasado, que formé parte del jurado, había gente que se dedicaba a otra cosa, pero que tocaba el piano como si fueran profesionales y el tercer premio fue para uno de ellos. En esta edición hay tres en la preselección que hacen cosas que nada tienen que ver con la música.

En su caso, era difícil que no acabara tocando con una profesora particular en casa.
Sí, mi madre me empezó a dar clases con seis años hasta los 17 y cuando llego a casa, toco para ella y me dice sus opiniones. Lo que oye.

¿Cómo resultó ser el concierto que dio en abril con la OSG?
Estoy contenta y feliz con la experiencia porque la OSG toca estupendamente bien y es algo que tenemos que cuidar. Profesionalmente, me sentí muy cómoda tocando con ellos porque me conocen desde los 10 años y fue muy importante sentir ese apoyo.

Acaba de ganar el primer premio y medalla de oro en Cincinnati, ¿uno se llega a acostumbrar a los galardones?
No creo que uno se acostumbre. Tienes que saber ganar y perder y yo he pasado por todo. Ganar te produce mucha alegría. Lo difícil es la presión por ser juzgado y hay intérpretes a los que les cuesta pensar qué es lo que quiere oír el jurado. Yo no tengo ese problema y creo que es muy importante saber adaptarse a esa atmósfera. Cuando me presento a un concurso disfruto de la música tanto como lo hago en un concierto. En concreto, el primer premio y la medalla de oro del World Piano Competition de Cincinnati me permitirá grabar un CD y dar un concierto en la sala Alice Tully de Nueva York en 2014.

De no haber venido a España ¿cree que su forma de tocar sería distinta?
Sí, no sé quién sería si me hubiera quedado en la Unión Soviética. Todo sería diferente y mi desarrollo también. Galicia me ha aportado mucho y siempre le agradeceré el apoyo a la Fundación Barrié y a la Diputación. Ahora estoy cursando el doctorado en Baltimore con el profesor Boris Slutsky gracias a la Barrié.

¿Cómo se define como artista?
No sé. Siempre he defendido la calidad y la belleza del sonido, la madurez de la interpretación y la transmisión de emociones. Son para mí los tres factores más importantes para ser músico. Si uno tiene técnica pero no las tres cualidades anteriores, no es nada.

“Yo no sé quién sería si me hubiera quedado en la Unión Soviética. Todo sería diferente”

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