Nenoos exporta un método educativo pionero desde Los Rosales

“La inteligencia es una capacidad y ofrecemos un método para desarrollar esa capacidad”, explica Marcos Tello, uno de los creadores de Nenoos.

Aunque su sede física se encuentra en la calle de Manuel Azaña, se trata de un método en sí mismo, pionero y que se centra “en el proceso”. Los niños de 3 a 13 años (divididos en pequeños grupos y por edades) participan en actividades de tres a diez minutos máximo, “para que no pierdan la atención” y que tienen como objetivo mejorar la atención, concentración, el procesamiento de la información o la habilidad analítica. Y todo ello con un envoltorio “lúdico y divertido”, expone Tello. A través de una serie de claves e iniciativas, “como consecuencia se mejora el rendimiento” de los pequeños.

Parece que el método funciona y gusta. “La mayoría de los niños que participaron el curso pasado van a repetir” en el barrio de Los Rosales, que abrió en febrero. En estos pocos meses, han logrado exportar su idea a seis ciudades españolas:

Sant Cugat (Barcelona), Coslada

(Madrid), Tenerife, Sarria

(Lugo) y Pontevedra.

Este “emprendedor vocacional”, tal y como se define, explica que la manera de llevar a estos lugares el sistema ingeniado por Tello y David Guitián es como marca propia, es decir en Un método educativo pionero que se exporta desde Los Rosales formato franquicia o como un centro compartido. Al hilo, indica que están presentes en algunos colegios dentro del programa de actividades extraescolares.

Un ábacoEste método quiere ser “un complemento a la enseñanza tradicional, que se centra más en la memoria o en lo numérico”. Este añadido ofrece a los niños un formato ágil, en el que el movimiento o la música tienen una especial importancia.

Dos de esas actividades estrella son “Ábaco Soroban” y el “Brain Gym”. Con el primero, los niños  mejoran su capacidad matemática, de memorización o el procesamiento de información.

El segundo comprende una serie de movimientos que “desarrollan habilidades específicas” que tienen como resultado una mejora en las capacidades motrices, la comunicación o la escritura.

El escenario en el que ofrecen este método cuenta con una imagen divertida sobre materiales naturales como el corcho o la madera.

La última pieza que falta para que los alumnos mejoren esas capacidades es un profesorado “específico, con formación”.

Tello enfatiza que no llega con ser “docentes, psicólogos o psicopedagogos”, sino que es necesario que tengan “el espíritu, para que no se pierda el objetivo”: ayudar a los más pequeños a desarrollar la inteligencia de una forma divertida.