El museo de Corme reúne más de 200 joyas contemporáneas

Portas Ártabras acogió ayer la presentación del Macmo (Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte), que abre en Corme una ventana al arte contemporáneo, en parte masticado por su principal homenajeado, Julio Pujales.
El pintor que se movió entre lo abstracto y supo manejar el color y las formas a su antojo, como recordaba ayer su viuda, Cristina Torre, actual presidenta de la Fundación Torre-Pujales, dejó como legado una colección importante que la entidad pone a ventilar poco a poco.
A esto hay que añadirle todas las donaciones que se han ido añadiendo y que pasan por un comité de expertos para que todo lo que cuelgue en las paredes siga un criterio. Esté en base a un discurso.
Aunque llevan abiertos cuatro años, en todo este tiempo el centro ha tirado de las riendas sin apenas apoyo público: “Seguimos a base de sacrificios, pero creemos que la cultura hay que fomentarla, es lo más importante”. Por eso, junto a los Pujales florecen nombres como el del académico Manuel Alcorlo y el escultor José Toledo: “Los fondos son enormes y el espacio es limitado. Así es que no se puede mostrar todo”.

selección de obras
El edificio va cambiando de cara gracias a pinceles y manos moldeadoras, pero también a fotógrafos para darle paso a las nuevas generaciones, a las que el museo les reserva un espacio. Son los becarios de la fundación, que enseñan lo aprendido para seguir dando pasos en su trayectoria que comienza.
Por su valor, una serie de artistas y expertos levantaron ayer la voz. Para llamar la atención de que en Corme, el arte hace una parada, Carlos Cuesta, patrona de la fundación, habló de cómo se construye el centro a golpe de contemporaneidad.
A la mesa también se sentó Ánxeles Penas, Charo del Rincón y Felipe Senén. Los tres ahondaron sobre los más de 700 tesoros que se guardan muy cerca de O Roncudo entre pinturas y esculturas de un total de 200 autores tanto del país como de otras nacionalidades: “Se mira la calidad de la obra y el currículo de los autores”.
Con el prestigio de los artistas como bandera, la institución presenta en A Costa da Morte un trozo de país sobre el lienzo para que la visita a Corme se alimente no solo de percebes.
Cristina Torre señala que es muy difícil definir los estilos, sobre todo, el de su marido. Por eso, invita a dar un paseo por los intestinos del edificio: “Las obras hay que verlas”.