Mulleres Colleiteiras se hace empresa

Mulleres Colleiteiras se hace empresa
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Josefa, Rosa, Lourdes y Esther son cuatro valientes que han salido de sus chabolas de A Pasaxe y As Rañas para poner un pie en el mercado laboral. Con muchos prejuicios a la espalda, pero con ganas de comerse el mundo, las cuatro vecinas se inician en una aventura empresarial, después de estar dos años inmersas en el proyecto Mulleres Colleiteiras, promovido por Arquitectos sin Fronteras.
Tras un periodo de formación en el que se han hecho expertas en la recogida, tratamiento y reutilización del aceite usado, las emprendedoras dan un paso más para comenzar una andadura profesional para la que cuentan con un gran banquillo. Y es que mientras ellas se ponen al mando, la iniciativa sigue centrifugando talentos que puedan hacer más grande la empresa.
Es más, su cooperativa se hace realidad en el momento justo ya que en los próximos días tomarán como campamento base una nave de Iñás, que equiparán con las máquinas precisas. Allí, podrán realizar todo el proceso de depuración y reciclaje y en ese punto del ecosistema empresarial tendrán más capacidad para almacenar contenedores.
Desde la ONG, Juan Aradas comenta que hasta ahora las trabajadoras apilaban como podían los bidones. A partir de unas semanas, los contenedores que guarden bajo llave serán litros a favor de los buenos hábitos y el medio ambiente.
El voluntario señala que cada litro que se va por el sumidero, le cuesta 2,50 euros a la depuradora, según un estudio del canal Isabel II de Madrid. De ahí que su labor sea tan importante en todos los sentidos. Y es por eso también que han contado con todas las entidades y organismos a las que han llamado a la puerta hasta el momento, menos con el anterior Gobierno de Negreira.
El resto se ha puesto al servicio de la integración mediante el trabajo, que es la única forma de que estas mujeres de raza gitana salgan de las chabolas. Para Aradas, el éxito también está en sus maridos, que han aplaudido la idea y las han apoyado desde el principio.
Con el nacimiento de la cooperativa, se instaurará también un servicio de recogida integral que irá más allá de los colegios e institutos, donde no resultó tan efectivo como pensaban: “Realizarán una labor importante para la ciudad”. Mulleres Colleiteiras sumarán a su mapa de puntos verdes, los litros que recolecten casa por casa, habilitando contenedores para tal efecto.
Fuera de discursos encorsetados que llevan a esta etnia a la caridad como única salida, Arquitectos sin Fronteras se enorgullece del centro de trabajo que han levantado sin más fondos que los donados y gracias al esfuerzo de un grupo de féminas, que no han cobrado nada hasta la fecha. Esto, señala el cooperante, las hará libres e independientes.
En este aspecto, acaban de firmar un convenio con Edar Bens SA, que les permitirá comprar 400 bidones más, que distribuirán por bares y restaurantes de la ciudad. Las capitanas del equipo rosa-violeta confirman, según Aradas, que “entre todos se puede”. Siendo alguna de ellas analfabeta, el voluntario indica que tienen una inteligencia natural que está por encima de todo.
El próximo reto pasa por introducir en la cadena a mujeres del poblado de O Portiño como una forma también de cohesionar entre ellas y darse cuenta de la situación deplorable en la que viven para salir juntas. A un paso de las cuatro, otras doce esperan su momento. Cuando la plantilla se quede corta y toque la hora de saltar al ring.

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