El Momo que no superó la moción de censura

El Momo que no superó la moción de censura
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Es posible que el alcalde, Xulio Ferreiro, supere la prueba de la moción de censura (el día 6 se saldrá de dudas) pero, desde luego, su efigie de cartón no ha superado la prueba de las llamas, a las que fue entregado en la playa de San Amaro, como manda la tradición: el fuego no respetó al Momo, ni tampoco la lluvia, porque la procesión fúnebre del entierro de la sardina, de cientos de personas, pudo recorrer gran parte de la ciudad sin sacar los paraguas, pero la lluvia acudió a la ceremonia final, en la que el dios y la sardina encontraron cada uno su fin, uno en la hoguera, y la otra en el Atlántico. 

A pesar del mal tiempo, la alegre música de jazz marcó el ritmo de la comitiva, formada por las inevitables y llorosas viudas, guardias vestidos de gris y monaguillos y sacerdotes, (muchos de ellos cardenales) entre las demás autoridades, lo que podría significar que la Iglesia supo perdonar el desplante municipal del cartel de Carnaval con la figura del papa. No fue hasta poco antes de las nueve de la noche cuando el dios Momo, reencarnado en figura de alcalde peregrino, fue destronado en la plaza de España  dispuesto en una carroza que siguió a la comitiva funeraria de la sardina por las calles de Monte Alto, tras ser recogida en el bar donde había sido velada. 

A ritmo lento, marcado por los llantos y el jazz, la procesión enfiló la avenida de Navarra y finalmente, la cuesta de San Amaro mientras la comparsa Monte Alto a 100 hacía sonar con fuerza el hit “Si te vas, yo también ve me voy”. Antes de las diez de la noche que se detuvieron ante la playa donde les esperaba, sentada en las gradas, una gran cantidad de público al que el mal tiempo no consiguió arredrar. 

CORAZÓN Y QUEROSENO
No tuvieron que aguardar mucho para ver cómo el dios Momo comenzaba su peregrinaje, el olor a queroseno anunció la quema, e inmediatamente una columna de llamas empezó a envolver la imagen de Ferreiro vestido con sombrero y esclavina. Al mismo tiempo, los altavoces hacían sonar “Adiós con el corazón”. El Momo, que no parpadeó mientras las llamas le consumían, tampoco se resistió a expresar su última voluntad, como tiene derecho un condenado, a través de los altavoces de ultratumba: “Reformade A Vedra” y “Acollede aos refuxiados”, fueron algunas de sus últimas palabras. 

Pero mientras ardía el Momo, sin que lluvia consiguiera sofocar sus llamas, la sardina se resistía a volver al mar de donde había salido un día. Deudos, amigos, curas y viudas lo llevaron hasta la orilla y lo entregaron a la primera ola que pasó, pero esta lo devolvió rápidamente a la arena. La marea del Atlántico parecía empeñada en devolver a la sardina a la playa, una y otra vez, a pesar de los intentos de los presentes de empujarla hacia el océano, aunque quedaran empapados en el proceso, mientras los curas no dejaban de persignarse y las viudas añadían sus lágrimas a las gotas de lluvia y los fuegos artificiales estallaban en el telón negro del cielo. 

En resumen, fue una noche muy intensa y llena de emociones, y más alegre que triste, a pesar de que ni la sardina ni el Momo superaron su particular moción de censura. 

APLAZAMIENTO EN SADA
En cuanto a la sardina, a diferencia de en otras ocasiones, se sabe exactamente dónde recalará su cuerpo: será Sada. Allí, el Ayuntamiento decidió ponerse a buen recaudo de la lluvia y suspender el entierro hasta que la meteorología fuera más propicia. El municipio seguirá velando la sardina hasta el domingo a las 19.00 horas. La comitiva recorrerá el paseo marítimo entre La Terraza y la playa de Las Delicias. En el arenal se procederá a la quema y se despedirá el Entroido 2017.

El entierro, organizado con la colaboración de asociaciones culturales, citará a numerosas viudas “para dar un último adeus á nosa querida Sardiña”.

El Momo que no superó la moción de censura

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