Miguel Mariño se situará en México a los pies de la parca

Miguel Mariño se situará en México a los pies de la parca
Las fotos de Mariño se pueden ver en “La pesadez del reflejo”, en el MAC XOÁN PIÑÓN

El coruñés Miguel Mariño cogerá un avión a México en octubre para disfrutar de una residencia artística en la que se situará en la delgada línea que separa la vida de la muerte, precisamente en un país donde el punto y final no es del todo trágico, al menos en su celebración. 
Es por eso que el que se mueve entre la fotografía y el cine analógico coqueteará con estos dos formatos para acunar su propia reflexión en un territorio en el que la media de esperanza de vida es la más baja de las naciones en vías de desarrollo. Se establece en los 77 años. 
Por esta razón, el creador pondrá sobre la pista a mejicanos que estén pasando justo por esa franja de edad. Las ayudas, convocadas por el Gobierno de México a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional, le servirán para clavar las piquetas durante tres meses al otro lado del charco y ampliar lo que ya empezó a explorar en el MAC dentro de la exposición “La pesadez del reflejo”, que se puede ver en el museo de la avenida de Arteixo hasta el 20 de septiembre. 
En ella, están las fotos que encendieron una bombilla en la cabeza de Mariño, instantáneas sobre celuloide de 16 mm reveladas a mano, que es la forma de hacer de este joven que ya despunta en el cine de mano de la vanguardia. El autor recuerda que lleva desde 2009 masticando el estilo que le convierte en distinto.
Organizador de la muestra (S8) de Cinema Periférico, el autor se especializó como productor en la escuela de Imagen y Sonido, pero fue en sus primeras experiencias laborales donde se dio cuenta de que lo que a él le gustaba realmente era crear: “Fui escribiendo proyectos e incluso dirigí algún documental para la TVG”. Miguel evolucionó su técnica con el tiempo para parir trabajos más de autor, que presentó en la mostra y otros eventos. 
Ahora que se encuentra entre lo perdurable y lo que se va, entre lo espiritual y lo efímero, el coruñés le saca brillo a sus ideas de manera analógica y aunque explica que colocarse entre la vida y la muerte es un tema muy manido, “yo lo abordo desde la perspectiva de cine y de foto”. Así es que junto a las instantáneas, Mariño tiene pensado realizar una pieza audiovisual: “Me pareció muy oportuno hacer algo con los mejicanos que tienen 77 años, sobre todo, por la concepción de la muerte”. 
Y es que en un sitio donde existe una cultura de la parca distinta a la que se respira en el resto del planeta y donde la cita de Octavio Paz tiene más sentido si cabe: “Nuestro culto a la muerte es nuestro culto a la vida”, Mariño le dará forma al trabajo. El material está listo, al igual que la masa madre, que es la estadística que le pone fecha de caducidad a los vecinos mejicanos. Con los ingredientes de la receta en su chistera, Mariño solo tendrá que hacerlos encajar en el puzzle.
Por su parte, el Laboratorio Experimental de Cine respaldará la propuesta con el material que el creador va a necesitar, tanto cámaras como químicos con los que poder revelar. El objetivo es que una vez que coja forma, sean las instituciones y museos los que se interesen para ponerle patas al proyecto y que el público pueda ver el resultado.

Miguel Mariño se situará en México a los pies de la parca

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