Mareantes y socialistas olvidan sus roces ante un plato de chicharrones

Mareantes y socialistas olvidan sus roces ante un plato de chicharrones

Si las penas con pan son menos lo que pueden hacer los chicharrones de la fiesta de Feáns por el ánimo es para nota. Así, al calor de un buen plato de este manjar, mareantes y socialistas ignoraron sus desacuerdos políticos y compartieron mesa en la abarrotada carpa. Y aunque la representación socialista era reducida –no así la familia mareante, en la que no faltaron el alcalde, su asesor y la mayoría de los concejales– la buena sintonía de la jornada puede marcar el inicio de una nueva relación entre las dos formaciones.
Entre unos y otros todo fueron saludos, besos y risas en una celebración que reflejaba la situación de la política municipal: la Marea y el PSOE, al menos ayer como uno solo, a un lado de una de larga mesa. Con varios comensales de por medio, cerca pero independiente, la concejala del BNG, Avia Veira, acompañada de su familia. Y en otra mesa, entre vecinos, los populares, con la presidenta coruñesa, Beatriz Mato, a la cabeza.
Aunque era una jornada para celebrar –así lo atestiguaba el ambiente–, los análisis políticos fueron inevitables, como lo fue también que los concejales allí presentes se llevarán algún recado de los vecinos. Para algunos, los partidos ya están en campaña y más allá de las bondades los chicharrones –que llevaban como compañía patatas, pimientos y empanada– el encuentro tenía un matiz de captación de simpatías de cara a las elecciones municipales de 2019. Aunque las formaciones no se cansan de repetir que es pronto para pensar en listas.
Porque hasta que se llegue a ese momento hay que marcar el rumbo de una ciudad en un salón de plenos en el que el principal consenso ha sido para criticar a la bancada contraria. Con el alcalde necesitado de un aliado como el PSOE para ganar la estabilidad que no ha tenido hasta el momento, la fiesta de Feáns es un punto más a favor de lograr algo parecido a una amistad. l

Mareantes y socialistas olvidan sus roces ante un plato de chicharrones

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