El infierno congelado de Krasnnyj-Bor

El infierno congelado de Krasnnyj-Bor
Copia de El Ideal Gallego-2015-12-20-016-bb3ab589

La dura batalla de Krasnnyj-Bor (Bosque Rojo) da inicio el 11 de enero de 1943, cuando unidades germano-españolas destruyen numerosos refugios y fortines soviéticos en el sector del Volkhov frente a San Petersburgo. 
En las noches tranquilas de las heladas estepas y al calor de una encendida estufa, los soldados en una línea del frente que abarcaba desde el Lago Ilmen-Ladoga, hasta Kolpino y Krasnnyj-Bor solían sintonizar diversas emisoras de radio de sus respectivos lugares -entre las cuales estaba Radio Coruña- para sentirse un poco más reconfortados en su añoranza.
El infierno de Krasnnyj-Bor tendrá lugar los días 10, 11 y 12 de febrero, cuando se pierden más de 2.200 hombres y otros 300 son hechos prisioneros. 
El día 9 los soviéticos comienzan a bombardear las posiciones españolas y al día siguiente atacan las defendidas por el 262° Regimiento. Todo se inicia con una gran cortina de fuego artillero que arrasa aquellas posiciones; un ataque llevado a cabo por cuatro divisiones del Ejército ruso. Esta batalla será la más violenta de toda la campaña de la División Española de Voluntarios, la proporción de efectivos es de uno por cada diez, es decir que 5.000 divisionarios tienen que hacer frente a un empuje de 50.000 hombres bien equipados; además los alemanes huyen de sus posiciones y dejan solos a los miembros de la División Española en una situación muy comprometida. 
La batalla había comenzado a las seis de la mañana con el fuego artillero de unos 800 Cañones que se acompaña de dos batallones de Morteros, centrando su fuego sobre las posiciones españolas, cuyas unidades quedan embolsadas. Después de dos horas de intenso cañoneo, cuatro divisiones rusas de Infantería inician su ofensiva terrestre contando con el apoyo de dos regimientos de tanques.
A ese momento las bajas españolas suman más de dos mil efectivos, la resistencia se prolonga por espacio de 72 interminables horas, en las que hubo momentos en que se luchó cuerpo a cuerpo. Al final los rusos se retiran con cuantiosas bajas y los divisionarios cosechan más de 2.200.
Esta batalla se libró sin apoyo alemán de ningún tipo, lo que para el coruñés Ramón Chousa fue un autentico infierno. Habrá numerosos heridos, como fue José Méndez Lema, cabo artillero II Batería de la plana mayor del III grupo del Regimiento 250°, natural de Carantoña (Vimianzo), quien a su regreso de aquella campaña en 1948 emigra a Argentina, Venezuela y Suiza, donde muere. Las bajas identificadas serían cuantiosas, como la de Pedro Bello Ledo, de Gordíz (Lugo). Pero en aquel lugar bajo la nieve quedaron numerosos divisionarios que sucumbieron al desastre, aunque por fortuna llegó la salvación del resto de la división.
En esta batalla se distingue el coruñés Antonio Ponte Anido, quien el 10 de febrero a 35 grados bajo cero, pone en juego su vida al observar cómo un tanque ruso penetra en las líneas defensivas y avanza hacia el depósito de munición y el puesto de socorro, donde había numerosos heridos, viendo el peligro, Anido sale de su refugio y se abalanza sobre el tanque, siendo alcanzado por los disparos, pero le da tiempo a sacar una mina tipo “T” la cual coloca bajo el tanque, haciendo que salte por los aires. Ponte Anido muere allí mismo. Un año más tarde se le concede la Cruz Laureada de San Fernando a título individual.
En aquella dramática jornada mueren o son dados por desaparecidos Jesús Rivadulla González (Loño, Pontevedra) Daniel Antonio Ríos Obelleiro, Jesús Vázquez Sánchez, Joaquín Ponte Canosa, Juan José Pereira Ponte, José Ferreiro Taboada, José Campa Alonso, Rafael Ojea Rabasa (todos de La Coruña) Gabino Vázquez Sánchez (Lugo) Guillermo Ferreiro Suárez (Culleredo) Jesús Rodríguez Pomares (Rúa Petín, Orense) Antonio Iglesias Castelar (Monterroso, Lugo) Juan Permuy Blanco (Muras, Lugo) Miguel García Fajardo (Esposende, Orense) Antonio Paradela Rodríguez (Beade, Orense) Avelino Fernández Pérez, Narciso Pérez Ferreiro (ambos de Pontevedra) Manuel Alonso (Orense) Antonio Cerqueiro (Villagarcía) Fernando Rodríguez Méndez Tuyas y José Luis Gómez Díaz-Miranda (Cambre). Son algunos entre los muchos caídos en aquella campaña de los más de tres mil voluntarios gallegos que sirvieron en la División Española en el frente ruso.
De modo que el cómputo de bajas de la División Española al 12 de febrero serían: 107 jefes y oficiales, 244 suboficiales y 1.901 guripas. Las bajas de Karsnnyj-Bor, ascendieron a 2.252, quedando desglosadas en: 46 jefes y oficiales muertos, cinco desaparecidos y 56 heridos, 130 suboficiales muertos, 19 desaparecidos y 95 heridos, 949 guripas muertos, 67 desaparecidos y 885 heridos. Entre los días que van del 13 al 20 de febrero la División Española experimenta otros 161 muertos, 189 heridos y cinco con síntomas de congelación.
Krasnnyj-Bor estaba en manos soviéticas, quienes habían dado un gran paso en su avance para levantar el asedio alemán sobre Stalingrado, la suerte de la guerra estaba echada. 
De toda aquella campaña hay identificados como muertos o desaparecidos algo más de cien guripas gallegos que quedaron en las heladas estepas soviéticas en el sueño de los justos.

El infierno congelado de Krasnnyj-Bor

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