Hasta el humo de los incendios se alió con el Día D

Testigos del día D. Los acantilados herculinos fueron el escenario perfecto para el ataque sorpresa de las tropas aliadas, como aquel  6 de junio de 1944. No faltaron los fusiles ni los uniformes, ni las 101 Airborne ni las SS. Tampoco los coruñeses, que  renovaron su profesión de fe en la historia, en el Día D. Cientos de personas asistieron con expectación a la recreación del descenso aliado, esta vez hasta el Monte de San Pedro. Entonces, hace más de seis decenios, unos cincuenta mil vehículos participaron en la operación, ayer sólo eran muchos menos, pero auténticos: las BMW con sidecar y los Citroën Pato. Como auténticos eran los comentarios de los más pequeños, sorprendidos por la puesta en escena y por el ruido de los M-1. No hay, ni mucho menos, los ochenta y tres mil anflocanadienses y los setenta y tres mil norteamericanos que participaron el la Operación Overlord, pero sí muchas ganas, de hacerlo
bien y de disfrutar, por parte de los organizadores de la recración, The Royal Green Jackets.
El Ariete 2015, que por la tarde repitió en la plaza de Carlos I, no defraudó en el Monte de San Pedro. Hasta la nube de humo provocada por los incendios de Visma se alió con la recreación y le aportó ese color gris al cielo,   como gris era el del Día D, con el mar al fondo de la estampa, como el Día D.