La hostelería apuesta por la plaza de Tabacos y revitaliza una zona muy parada

La Marina es la zona de moda en la ciudad cuando hace buen tiempo o ahora que se espera la llegada masiva de turistas pero más allá del centro también hay vida. La apuesta de tres negocios de hostelería por implantarse en la plaza de Tabacos ha revitalizado un área que estaba semiabandonada por el público por la falta de cualquier tipo de oferta de ocio y el paisaje de edificios a medio construir.
Con la Ciudad de la Justicia tomando forma poco a poco, Tabacos ya no es lo que era. Tras años de deterioro en los que era una zona que se recorría a paso ligero –especialmente en los días de mal tiempo– ahora la plaza que se ubica tras la Casa del Mar es punto de encuentro. Esta evolución se la debe a las iniciativas empresariales de tres firmas que no solo contentan a los vecinos sino que atraen a público desde otros puntos de A Coruña. 
Detrás del creciente éxito están los locales La Granera, Coconut Grove Café y La Maroteca. El primero de ellos ofrece tanto desayunos como comidas pero ha destacado por juntar en algunos eventos a reconocidos blogueros de la ciudad. Sin ir más lejos enseñó, de la mano de Hijos de Rivera, a servirse cervezas con estilo en casa.
El Coconut Grove es una cafetería con decoración al estilo vintage para un entorno con muchas posibilidades. Allí se dan cita personas de todo tipo de perfiles, tanto de día como de noche cuando los tres establecimientos mutan en una minimanzana de copas. 
La Maroteca, quizá el negocio más novedoso, completa el trío. “Nos pareció un buen sitio para abrir porque nos parecía una zona muy bonita, como un pequeño respiro en el centro de la ciudad”, destaca su propietario, Maximino Fernández. 
Además, el joven reconoce que pensaron en el ir y venir de potenciales clientes que les generará la mudanza de muchos servicios de justicia a la antigua fábrica a partir de octubre. Al menos esa es la fecha que maneja la Xunta. 

una tienda gastronómica
Desde que abrieron en noviembre del año pasado se dieron “a conocer rápido” y Fernández está muy satisfecho con el crecimiento de la clientela. La particularidad de este restaurante es que los consumidores pueden elegir qué marisco degustarán eligiéndolo de forma directa en las piscinas que se han instalado a modo de despensa de frescos. 
“Queremos que la gente pueda tomarse el marisco aquí o pedir que lo cocinemos para llevárselo a casa porque muchos no saben cocerlo bien y así lo llevan garantizado”, cuenta el emprendedor. Pese a que el local es nuevo, en la familia llevan “mariscando desde 1949” y muchos años vendiendo a los hosteleros y ese fue el paso necesario para “llegar al cliente” de una forma más directa. 
Los tres negocios atraen a un público muy diverso e, incluso, las familias han encontrado su espacio gracias a las terrazas y a la ubicación de un parque infantil y zonas verdes entre los tres bares. 
El presidente de la Asociación de Vecinos de Cuatro Caminos, Juan Iglesias, destaca que “hay muy buen ambiente” y que esto es bueno para el barrio “porque tira de la economía y posibilita el distraerse y contar con servicios cerca”. “Falta completar la zona”, recalca aludiendo a los dos edificios que todavía están con la estructura a la vista sobre el aparcamiento subterráneo. De hecho, el movimiento en ambas promociones es casi nulo.