Una gran cantera de científicos gallegos redescubre el mundo

Una gran cantera de científicos gallegos redescubre el mundo
QUINTANA. DOMUS

“Afecta a cor da luz á cor e ao crecemento das plantas?”. “De que cor é a súor ou transpiración das plantas?”. “Podemos resucitar insectos?”. Numerosos niños llegados desde distintos colegios de Galicia intentaron redescubrir ayer ese mundo del que se preguntan tantas cosas. En realidad lo hicieron durante lo que va de curso, pero ayer quisieron mostrar sus conclusiones en la Domus en el marco de la final del XVII Premio Luis Freire de Investigación Científica na Escola. 
El certamen, del que pueden presumir el Ayuntamiento y los Museos Científicos Coruñeses, es un éxito en la comunidad y ha logrado aquel objetivo con el que nació: aumentar el atractivo de la ciencia para crear la cantera de los investigadores gallegos del futuro. 
Sin pensárselo dos veces se atrevieron a plantarse ante un auditorio repleto de gente y un jurado similar al de un concurso de talentos para desvelar sus propuestas. Por el escenario pasaron estudiantes de Folgoso do Courel, Xinzo de Limia o Santiago, entre otras zonas. 
Dos grupos de la comarca también llegaron a la final. En la categoría destinada a los alumnos de Primaria, el Santa María del Mar-Jesuítas analizó el color de las plantas. Tras una ardua exposición del proceso empírico, los jóvenes confesaron estar encantados con esto de utilizar métodos científicos. 
“Nos gusta más porque cambiamos de estar todo el día con los libros”, apuntaron. Los más habladores concretaron que de todos los instrumentos que utilizaron para sus comprobaciones se decantarían por los más cómodos. Porque cuidar una planta está bien, pero no las 24 horas del día. 
También el CEIP Ponte dos Brozos de Arteixo, que ganó en su categoría, tuvo su lugar en la Domus. La profesora y 14 niños contaron sus pruebas de regado con colorantes alimenticios azul, rojo y amarillo para ver si la transpiración pasaba de ser incolora a suponer un elemento casi decorativo de las plantas. “Cogimos cuatro muestras con flor y otras cuatro que no la tenían, regamos y al final su sudor es transparente”, concluyeron. 
Hubo algún percance de por medio. Lo contó su maestra. Lo del cuentagotas no acababa de cuajar y tuvieron que decantarse por los tapones de plástico para regar. “A veces las cinco gotas cada día se convertían en 17 o, directamente, en un chorro”, rememoró la docente, que les enseñó a readaptarse al nuevo sistema. 
Quizá el experimento más curioso que se presentó fue el de tres jóvenes ourensanas que cursan ESO que se atrevieron a ahogar a 160 moscas –criadas desde que eran larvas por ellas mismas–, 58 grilos y 12 insectos palo para luego “revivirlos” dejándolos descansar en diversos materiales que absorben la humedad.
El proyecto –en el que, según dijeron, no sufrió ningún animal– surgió a partir de una anécdota en una boda y acabó siendo uno de los vencedores del día.

Una gran cantera de científicos gallegos redescubre el mundo

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