La Feira das Marabillas cierra su viaje por el pasado

Fueron seis días con sus noches en los que la Ciudad Vieja dio más que un paso atrás en el tiempo para vestirse de medievo y aportar un soplo de aire fresco al turismo y el ocio coruñeses. La Feira das Marabillas tuvo ayer un colofón digno de su gran éxito de este año, con un festivo que animó a numerosas personas a dejarse llevar por la oferta de juegos, espectáculos, artesanía y comida.
El festival de olores que cubría las calles de la zona antigua de A Coruña –y aledañas– dejará hoy de impregnar el aire. Ayer, los asiduos apuraban el menú de gastronomía “moderno-medieval” a base de churrasco, pizza, embutidos y hasta un té en toda una haima turca. El sol y el calor animaban a sentarse bajo las telas de las tiendas y tener una animada charla entre el bullicio del medievo y los sonidos de los espectáculos de malabares y de la música andalusí.
Entre los muchos turistas que pasearon por la zona, los recuerdos de artesanía se hicieron un hueco entre las preferencias, para llevarse de vuelta a casa un objeto recuerdo de cuando vieron a la ciudad de A Coruña reconvertida en una amurallada villa de la Edad Media.
Pero, sin duda, uno de los lugares que más pasiones levantaron fue el Recuncho das Pícaras. La apuesta de sustituir las tradicionales justas de María Pita por un parque de atracciones medieval atrajo durante los últimos seis días a numerosos pequeños ávidos de nuevas experiencias.
El castillo colchoneta, el barco vikingo, el tiovivo, la noria. Todas estas atracciones –unidos a los espectáculos y los talleres– permitieron a los más pequeños de la casa hacerse por un momento la idea de un viaje a un pasado que apenas empiezan a hora a estudiar en el colegio.
A partir de hoy, la Ciudad Vieja recupera el siglo XXI para dejar atrás casi una semana de fiesta que hizo de antesala al mes grande de las fiestas de María Pita.