La federación vecinal se reunirá para pedir medidas ante la aparición en la calle de jeringuillas usadas

La junta directiva de la Federación de Asociacións Veciñais se reunirá la próxima semana para pedirle al Ayuntamiento que tome medidas con respecto al aumento de consumo de drogas en la ciudad, además de un control ante la aparición de jeringuillas en la plaza de Azcárraga en las últimas semanas.
Desde el colectivo, su presidenta, Luisa Varela, asegura que están preocupados porque de repuntar, la cuestión se convierte en un peligro público que afecta a toda la ciudadanía. Por eso, ve necesario que el Gobierno local ponga los medios para que no se expanda.
Por su parte, O Ventorrillo es uno de los barrios que sufre el incremento de la drogadicción, aunque el portavoz vecinal, José Ángel Souto, no tiene constancia de que se acumulen las agujas en la calle. Durante décadas soportaron la lacra del poblado chabolista de Penamoa, donde el tráfico de estupefacientes era habitual y aunque el lugar fue erradicado, tres puntos se erigen desde esta primavera como de intercambio de sustancias: la calle del Monasterio de Cines, las casas de Franco y las viviendas ruinosas de San José.
En este sentido, los residentes de la Ciudad Vieja se reunieron esta semana con la Policía para tratar de acordar medidas que eviten la presencia de este material inyectable en este rincón del casco viejo. Según Pedro Fernández Roque, su presidente: “Hemos hablado con los agentes para que realicen un seguimiento exhaustivo en la zona”. El cuerpo policial vigilará así la plaza de Azcárraga con el fin de que no se depositen sobre la vía pública estos residuos: “Harán lo que estimen oportuno para que no ocurra más, aunque el consumo es inevitable”.
La alarma saltó entre los residentes del entorno al recibir el aviso de la existencia de dos agujas llenas de sangre. Al parecer, fueron unos padres los que denunciaron el suceso a través de las redes sociales, con imágenes incluidas.
Los afectados recuerdan que es una zona en la que los niños juegan de forma habitual. Así es que una vecina avisó a las autoridades del hallazgo y hubo que esperar alrededor de una hora para que las retiraran de allí.