La Fábrica de Armas condiciona su futuro a la obtención de un inversor

La Fábrica de Armas condiciona su futuro a la obtención de un inversor
01 diciembre 2015 A Coruña.- La falta de recursos obliga a la Fábrica de Armas a centrarse en el sector civil En la foto los trabajadores detrás de Ramón Mejuto para prestarle su apoyo

La Fábrica de Armas continua abierta y produciendo, pero prácticamente nada ha cambiado desde el 31 de noviembre, cuando el director y propietario de Hércules de Armamento (HdA), Ramón Mejuto, negó públicamente los rumores que apuntaban al fracaso de su proyecto empresarial y las declaraciones que continuamente hacían los empleados de la antigua concesionaria, descontentos con la nueva adjudicación. Los 155 trabajadores actuales siguen sin cobrar y HdA continúa con apuros económicos. Fuentes cercanas señalan que la deuda crece, y que para ser capaces de hacer frente a ella necesitan un inversor potente. 
Porque, a pesar de que Mejuto mantiene que el proyecto es viable, todavía no ha sido capaz de encontrar al socio capitalista que le saque del agujero en el que se encuentra. El problema es que la planta de Pedralonga tiene una gran cantidad de gastos corrientes. La clase de producción a la que se dedica (que ahora se limita a bienes civiles, puesto que no pueden pagar la seguridad que exige fabricar armamento) requiere una inversión en materias, a lo que hay que añadir los gastos de mantenimiento. 
Además, la empresa ya criticó la actitud de los antiguos trabajadores, cuyo excomité sigue plantado a la entrada, en una guardia diaria, en la caseta de obra que han pagado de su bolsillo, porque espantan a posibles inversores. “Me preguntan los posibles inversores al entrar si está protestando contra HdA, si tienen algún conflicto laboral. Están causando daños a mí y a mis trabajadores”, había protestado en noviembre Mejuto. 
Por el momento, la planta está muy lejos de ese 80% de capacidad de producción que su director desea alcanzar y de los 155 trabajadores que componen la plantilla, solo 49 lo son a jornada completa. La inmensa mayoría trabaja a media jornada y alguno incluso menos. Sin cobrar, en ningún caso. 
A pesar de las dificultades, HdA mantiene la fe en su proyecto. Ha conseguido algunas fuentes de ingresos, como la comercialización de la patente de una pistola deportiva, y quiere hacer valer la maquinaria de alta tecnología que albergan las instalaciones, algunas de ellas valoradas en un millón y medio de euros, que les permite producir bienes que requieren un alto grado de satisfacción.
Pero aunque no necesiten una inversión en tecnológica, si necesitan una inyección de capital para poder librarse de las deudas que les agobian y poder conseguir más contratos. Aseguran que, en la actualidad, cuentan con más de 20.

La Fábrica de Armas condiciona su futuro a la obtención de un inversor

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