La playa de Riazor se vio invadida ayer por grandes excavadoras enviadas por la Concejalía de Medio Ambiente que, desde las diez de la mañana, comenzaron a mover con sus palas toneladas de arena para formar las dunas de protección contra la marea. Estas dunas habían desaparecido hacía mucho debido a la acción de las olas y el viento de los temporales encadenados durante los dos últimos meses, y no está previsto que las máquinas acaben su trabajo hasta esta tarde.
A pesar de que el servicio de emergencias había programado una alerta naranja para esta noche, las inclemencias meteorológicas no interrumpieron las labores de los operarios, aunque éstas marcharon lentamente: a las tres de la tarde, solo se había preparado el tramo que se encuentra frente al Playa Club, la zona más vulnerable al oleaje provocado por los temporales y que había sido invadido no solo por el agua, sino por la arena, en numerosas ocasiones durante todo el invierno.
Para el Ayuntamiento esta actuación corría prisa porque los últimos temporales no habían generado vientos ni olas tan fuertes como las grandes ciclogénesis explosivas que la ciudad había tenido que soportar con anterioridad, sí habían llegado a invadir el Paseo Marítimo con relativa facilidad. La consecuencia era, como explicaban las autoridades, que oleajes anteriores habían formado una rampa que permitía a las olas subir hasta la acera incluso con una altura menor, de cuatro o cinco metros.
olas invasoras
Fue precisamente de esa rampa de la que se valieron las olas de “Petra”, el día 5 para derribar lo poco que quedaba de la balaustrada del Paseo Marítimo, ya bastante dañada por anteriores temporales, dejando tras su retirada una gran cantidad de arena tanto en la calzada como en la acera del Paseo. La última vez que el mar volvió a invadir la ciudad, el pasado domingo 16, a las cuatro de la madrugada, también lo hizo por Riazor, a pesar de que se trataba de una alerta naranja y que el viento no soplaba con fuerza, la Policía Local tuvo que cortar la calle durante dos horas.
De todos modos, el Ayuntamiento no pretende que el desnivel existente entre la playa y el Paseo, vuelva a ser de más de un metro, como ocurría en algunos puntos. Al estar desprovisto de su balaustrada, supone un peligro potencial para los transeúntes un desnivel demasiado pronunciado, así que Medio Ambiente ha dado instrucciones a los operarios para que la diferencia de altura ronde los 80 centímetros, a la espera de que se haga realidad el proyecto definitivo que salvará el desnivel con una serie de gradas, y que se espera que esté terminado el próximo año, según las estimaciones municipales.