Una empanada con relleno de serpientes

Una empanada con relleno de serpientes
25 agosto 2014 A Coruña.- Las fiestas de María Pita concluyen con la popular romería de Santa Margarita El público pudo degustar las empanadas que se presentaron al concurso

Siempre es arriesgado hacer algo nuevo, así que no es de extrañar que el intento del Ayuntamiento de transformar el concurso de empanadas de la Romería de Santa Margarita en una muestra solidaria acabara en fracaso, tanto de participación como de público: apenas dos personas presentaron sus empanadas y nadie acudió a verlas. El propio alcalde, Xulio Ferreiro, reconoció que la idea de darle un tinte solidario al evento, algo que la Marea Atlántica siempre trata de fomentar como uno de sus valores básicos, no había cuajado, pero quiso quitarle importancia. “Que todos os nosos erros sexan como ese”, deseó, ahora que acaba el verano y comienza el nuevo curso político. 
Y para evitar que los errores se repitan, no hay nada como hacer un profundo examen de ellos:  el concejal de Fiestas, José Manuel Sande, quiso darle un nuevo giro a una actividad que, según Ferreiro, languidecía, aunque lo cierto es que en años anteriores el número de empanadas participantes rondaba los 50. El secreto de tanto entusiasmo eran los premios en metálico que oscilaban entre los 700 para el ganador  y los 150 para el tercer puesto. En cuanto a los perdedores, siempre les quedaba el consuelo de que no habían desperdiciado el dinero, porque se le abonaban 25 euros para cubrir los gastos de los ingredientes. 
Pero la Concejalía de Fiestas decidió que sería buena idea aunar dos conceptos: austeridad y solidaridad. De manera que el certamen pasó a ser solamente una muestra y al no haber ganador, tampoco hubo premio, excepto un par de entradas para asistir a una actuación de la orquesta sinfónica a cada participante. Como se vio después, aquello restringía la participación a los melómanos filántropos con dotes culinarias. 

La solidaridad no llena 
En cuanto al aspecto solidario, se decidió que todas las empanadas que se presentaran en el certamen serían enviadas a la Cocina Económica, para ayudar a las personas en riesgo de exclusión social, en vez de ser entregadas a la voracidad del público. Pero el Ayuntamiento no cayó que una muestra gastronómica en la que no se permite degustar los platos tiene muy poco atractivo para un público que quizá sintió que participar en un acto solidario no  llenaba tanto como una porción de una de zamburiñas. 
En el lado positivo, este año no fue necesario instalar las barreras metálicas que impedían que los espectadores se acercan a las empanadas antes de que acabara el concurso, como recuerdan algunos policías locales que estuvieron presentes en otras ocasiones controlando a la multitud impaciente por levarse algo la boca. “La gente es que es así. En  cuanto ve la comida, se tira a por ella”, recordaba uno entre escalofríos.
A los que acudían al reclamo de la degustación gratis, que el Ayuntamiento se la escatimara les debió de parecer un escándalo. En cambio, para Ferreiro, todo este asunto no es más que una “serpiente de verano”, como se denomina a un artículo de relleno al que se le da demasiado bombo porque en agosto siempre faltan noticias.

Una empanada con relleno de serpientes

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