El mar devuelve siete días después los cuerpos de los dos policías desaparecidos en el Orzán

El mar devuelve siete días después los cuerpos de los dos policías desaparecidos en el Orzán
CORUÑA

Después de casi una semana de búsqueda intensiva, los esfuerzos de las más de cien personas que habían participado por tierra, mar y aire, dieron sus frutos con el hallazgo de los cuerpos de los dos policías nacionales ahogados en la noche del viernes, dejando solo por encontrar al estudiante eslovaco de 23 años que trataron de rescatar. A pesar de su intensa labor, no fue ninguno de los miembros de este dispositivo quien dio con el primer cadáver, el de Rodrigo Maseda, sino un vigilante casual que caminaba por el Paseo Marítimo a la altura de la fuente de los Surfistas. El vecino, un policía jubilado, descubrió el cadáver flotando a escasos metros de la orilla cuando faltaban pocos minutos para las once de la mañana. Dio la alerta, e inmediatamente una lancha lo condujo hasta la playa.

Los cadáveres fueron encontrados muy cerca de la costa, en el Matadero y las Esclavas

Una vez allí, se le identificó rápidamente como Rodrigo Maseda Lozano, de 35 años, natural de Burela, uno de los primeros agentes en llegar a la playa del Orzán en la madrugada del viernes para intentar salvar a los estudiantes arrastrados por el mar. La razón de que se le identificara con tanta rapidez, a pesar del estado del cuerpo, es que llevaba en el cinturón la pinza en la que se sujeta el arma, por lo que, a pesar de que iba de paisano, fue imposible confundirlo con el eslovaco Tomas Velicky.

La aparición del primer cadáver dio un nuevo impulso al a búsqueda. Después de varios días sin resultados, el dispositivo había empezado a rastrear zonas más alejadas de la costa, pero el hallazgo cambió la estrategia, desde la zona del Millennium hasta la de la Torre de Hércules, \“palmo a palmo\”. Para ello contaban con varios grupos de buzos, tanto de la Guardia Civil, como de la Policía Nacional, además de Bomberos e incluso voluntarios de Club del mar.

Fueron estos los que pasadas las tres menos veinte de la tarde, y cuando ya se iba a levantar el dispositivo de búsqueda subacuática, localizaron el cadáver del tercer y último policía, José Antonio Villamor, de Friol. El cuerpo se encontraba sumergido entre las rocas de Las Esclavas.

La embarcación \“Salvamar Mirfak\” lo recogió y lo trasladó al muelle de Oza.

La pista definitiva fue la aparición del arma de Villamor

Puede que el cuerpo de Villamor no hubiera llegado a ser descubierto si no fuera porque los buzos descubrieron primero el arma y el cinto en el fondo del mar. Ya eran las dos y media de la tarde, el momento en el que abandonaba la búsqueda submarina, pero se decidió hacer un último intento, animados por el hallazgo del cuerpo de Maseda hacía solo unas horas antes. El problema era que los buzos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil se habían quedado sin oxígeno, así que fueron relevados por los de Bomberos y el Club del Mar. Fue una inmersión corta: en menos de diez minutos, el segundo cuerpo fue descubierto.

Las algas y un canal submarino retenían los dos cuerpos La razón de que los dos policías nacionales aparecieran tan cerca del lugar donde se ahogaron tras siete días son muy distintas. En el caso de Maseda, se sospecha que se encontraba en un canal submarino que discurre frente a la playa del Matadero, con lo que estaba protegido de la fuerza de las mareas. Solo salió a la superficie porque el viento comenzó a rolar y sopló el nordeste, empujándolo a la superficie. Por su parte, el cuerpo de Villamor estaba enredado en unas algas que le impedían flotar hasta la superficie y dificultaban su localización. Pero el paradero de los restos del estudiante eslovaco es una incógnita.
Una falsa alarma trasladó la búsqueda
al Puerto Exterior
La alerta que permitió encontrar el cuerpo de Rodrigo Maseda fue la única de las muchas alarmas que recibieron los servicios de emergencia que resultó ser cierta. Ya a primeras horas de la mañana habían recibido un aviso de un bulto frente al Millennium, que resultó ser una caja que flotaba cubierta de algas. Pero tras el rescate de Maseda se informó del hallazgo de lo que podía ser otro de los cuerpos en las aguas cercanas a Suevos, no muy lejos del Puerto Exterior. Hasta allí se desplazó el \“Helimer 210\”, así como varias lanchas, una de ellas de la Policía Nacional y otra de la Guardia Civil, en un esfuerzo que también resultó baldío cuando las embarcaciones sacaron la superficie un puñado de boyas enredadas.

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