El aumento de los furtivos por la crisis acaba con los percebeiros de O Portiño

El aumento de los furtivos por la crisis acaba con los percebeiros de O Portiño
imagen de furtivos de o portiño durante una protesta para exigir nuevas licencias quintana

El número de percebeiros en la ciudad en los últimos años se ha desplomado. Eso es lo que transmite el colectivo, que achaca esta tendencia a la falta de producto en las rocas debido al importante incremento de furtivos desde que empezó la crisis. Según transmiten los percebeiros son muchos los coruñeses que debido a la falta de ingresos se han animado a “echarse a las piedras”. “Antes eran del poblado –de O Portiño–, pero ahora va todo el mundo. Vienes por la Torre y ves a gente de todo tipo con los trajes y las bolsas y ya lo venden por la calle”, señala Roberto López Barral, uno de esos percebeiros que, aunque sigue inscrito como tal, prefiere dedicarse a otras artes.

“Los que compramos embarcación ahora no vamos al percebe”, señala López. Según los datos de la cofradía sigue habiendo 35 naves dedicadas a este marisco y 19 personas con permiso para extraer percebe a pie –cuando el colectivo se organizó hace años llegaban a los 70 profesionales–, pero en la práctica, a diario solo bajan unas 15 o 20 personas, según la agrupación. “No vamos porque no hay recurso”, señalan los afectados.

Los percebeiros recuerdan que el daño que hace un furtivo en este caso es mayor del que puede ocasionar en los moluscos. “En la ría si cogen el marisco, lo devuelven al mar, el percebe una vez que lo arrancan hay que tirarlo”, afirma este portavoz.

Prueba del mal estado de la especie es la cantidad de kilos que cogen al día. Cada percebeiro de a pie –los únicos que todavía siguen bajando– extraen unos dos o tres kilos al día y de pequeño tamaño, cuando la legislación les permite llegar a los siete durante doce días al mes. Además, su precio en la lonja ha bajado en torno a un 50%, según el colectivo, no solo por su mal estado, sino también por el mal momento económico.

 

vigilancia

Respecto al control de los bancos, el colectivo entiende que es difícil vigilar toda la zona porque se puede acceder desde distintos puntos de la ciudad. Lo comparan con la situación en otros sitios como Caión, en donde todo el que quiera acceder a las piedras baja por la misma carretera. “Todos te ven, los vecinos te conocen y andan vigilando, y aquí puedes entrar por cualquier lado”, explican.

En cualquier caso, los percebeiros no están de acuerdo con la estrategia de la Xunta. “Van dos días y no vuelve en cuatro meses, y creen que ya cumplen, pero no nos vale”, señala López Barral, que alerta además de que nadie tiene respecto a los agentes autonómicos. “Se ríen de ellos y en cuanto se van vuelven a bajar a las piedras”, asegura este profesional, y añade que no sucedía lo mismo con la Guardia Civil. Recuerda que años atrás este cuerpo logró reducir al mínimo la presencia de ilegales en las rocas de la ciudad.

 

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