Cuando las “penas” no son amargas

Cuando las “penas” no son amargas
El centro ha recolectado casi 100 kilos desde el 24 de octubre pedro puig

La biblioteca González Garcés quita “penas” por kilos de alimentos y productos de higiene. Desde el pasado 24 de octubre, los usuarios del centro más impuntuales a la hora de devolver un libro o una película podrán liberarse de sus días de castigo. Solo tendrán que aparecer con un paquete de alubias o arroz debajo del brazo y los bibliotecarios le condonarán el retraso en la entrega. Borrarán de su historial el retardo y el consumidor de historias prestadas continuará engullendo más títulos.
Se trata de la campaña “Quitapenas”, que sigue las directrices de la biblioteca regional de Murcia, que ha sido pionera en la actividad solidaria, solo que en vez de “penas” las llamó “pesares”. Cuenta la directora del centro, María del Mar Lauroba, que la campaña ha impactado en los socios desde el primer día, cuando la biblioteca celebraba su efeméride saliendo a la calle a demostrarle a los coruñeses que hacían algo más que prestar publicaciones.
Entre las novedades, la Garcés presentaba la iniciativa con vistas a llegar a las Navidades con una importante colección de alimentos no perecederos. De esta forma, la primera jornada se saldaba con 28 kilos y a día de hoy a punto están de llegar a los 100 kilos de solidaridad. La idea es prolongar la campaña durante meses. En concreto, todos las entregas que tengan que ver con la alimentación serán recogidas por el Banco de Alimentos Rías Altas. De los productos de higiene y limpieza se encargarán Cáritas Interparroquial, que distribuirá el material por las familias más necesitadas de la ciudad y de tres ayuntamientos del área metropolitana donde trabajan.
A los sancionados que quieren la absolución de sus penas, hay que sumarle los abonados que aportan su granito de arena sin más recompensa que la de ayudar a sus vecinos. Desde galletas hasta espaguetis, el goteo de productos es constante y la biblioteca no tiene pensado ponerle un tapón a la beneficencia.
Es más, la González Garcés tratará de impulsar el apoyo de los usuarios en los días de mayor incidencia en la biblioteca como el Día del Libro. Para reunir más kilos de buen rollo. La cita con la solidaridad se ubica en el mismo hall, nada más pasar el torno de la entrada.
Sin embargo, la Garcés no ha sido la primera en suprimir condenas por buenas obras. Las Bibliotecas Municipales recogían los gestos solidarios de los morosos del préstamo, daba igual la duración, las pasadas navidades y los destinaban a la Cocina Económica y Cáritas.
Al igual que lo que está ocurriendo en Elviña, los ocho centros no se limitaban a recolectar lo depositado por los que tenían una pena pendiente. La despensa la completaban también los voluntarios sin el carné inactivo. Siendo ocho puntos más en un mapa, el bibliotecario, más solidario que nunca. n

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