Cuando en La Coruña abundaban los teatros

Cuando en La Coruña abundaban los teatros
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Hace algún tiempo en estas mismas páginas se daba cuenta del reportaje sobre el Teatro Circo Emilia Pardo Bazán. Hoy toca hablar de otros dos emblemáticos teatros de la Coruña, como son el desaparecido Linares Rivas y el conocido Rosalía de Castro. 
El Salón Teatro Linares Rivas constituyó uno de los principales recintos de este tipo en La Coruña, existiendo otros, como el Salón Villa de París, inaugurado en 1908 y situado en el número 8 de la calle Real, o el Salón Doré, inaugurado en 1920 y ubicado en la calle de Juan Flórez hasta su desaparición en 1969. 
En 1920, el teatro Linares Rivas se levanta en el Cantón Grande, en el mismo solar que ocuparía años más tarde el Cine Avenida, que se inauguró en 1941 y acabaría por cerrar en 1997 (aunque la edificación permanece el pie). Con su fachada principal a dicha vía, había sido proyectado en 1918 por el arquitecto Leoncio Descansa Casares y se inaugura en el mes de abril de 1920.
Su fachada era de estilo modernista con decorado de mucha filigrana en sus vanos y con presencia de las máscaras que reforzaban las líneas de las dos pilastras que flanqueaban la puerta principal de acceso al teatro. 
El interior constaba una sala que tenía capacidad para 1.170 espectadores, los cuales se repartían en 576 butacas que ocupaban la platea, otros 125 asientos en los palcos principales, 80 en los segundos y 389 en la galería y anfiteatro superior. Diversas columnas de fundición aseguraban la firmeza de los pisos altos de las localidades, teniendo unos palcos de luto cerrados por cortinajes. Al fondo del nivel de palcos se situaba una cabina para las proyecciones de cine. La dimensión del escenario contaba con un ancho de 11 metros, por 8,40 de fondo y disponía de un foso para orquesta. 
Se inaugura esta sala el 3 de abril de 1920 y se mantiene abierta hasta que en 1937 es demolida para construir el edificio del Cine Avenida, bajo los planos del arquitecto Rafael González Villar. 
Otro de los teatros coruñeses que todavía pervive y podemos disfrutar es el teatro Principal o Rosalía de Castro, como se le conoce hoy en día. El edificio, que en otro tiempo albergó también la sede de la Diputación Provincial y Gobierno Civil, se halla situado en la calle del Riego de Agua, con fachada principal a dicha vía y espalda a la avenida de la Marina. Ocupa el solar que dejó el antiguo convento e iglesia de San Jorge, que funcionó como tal hasta el año 1835. Las obras para su construcción como Teatro Principal dan inicio en 1840, siendo financiadas por la Junta Provincial de Beneficencia bajo la dirección del arquitecto Pascual Rosendo, para que, según su idea, sirviese como casa de baños dada su proximidad al mar. 
Más tarde las obras pasan a manos de la Diputación Provincial, previo pago de unas 75.000 pesetas de la época, para levantar en dicho lugar un edificio que sirviese para albergar los servicios administrativos del Gobierno Civil en La Coruña, así como otras dependencias de la propia Diputación. En 1861 se lleva a efecto la actual edificación del inmueble, quedando el teatro en medio del edificio levantado y siendo abrazado por ambos organismos administrativos del Estado. Esta obra se hace siguiendo los planos de Faustino Domínguez, cuyos trabajos se dan por finalizados en 1865. Será pasto de las llamas dos años más tarde, y su restauración la lleva a efecto el mismo arquitecto entre 1868 y 1870, colaborando en aquella obra Eusebio Luchan, quien redondea la sala, los palcos y se encarga de los cortinones, en especial del llamativo del escenario, variando la altura de la fachada. La inversión será de unas 300.000 pesetas de entonces. 
Su fachada tiene aspecto de un porche corrido en piedra y consta de cinco alturas, sótano, bajo y tres plantas superiores, la última bajo cubierta. El solar tiene un desnivel que se salva mediante unas amplias escaleras que van de menos a más, según  el recorrido que se haga, que es más acusado en la calle de Luchana, siendo la rasante la que baja al callejón del Agra. A través de su pórtico se hace la entrada, tanto para el teatro, cuyas puertas son las principales del centro, quedando a mano izquierda la entrada para la biblioteca de la Diputación, y a mano derecha la de acceso al interior de las oficinas de esta institución provincial.
El inmueble sufre diversas obras, sobre todo en 1929, acometidas por el arquitecto Pedro Mariño. En 1950 será Santiago Rey Pedreira el encargado de hacerle la reforma, siendo estas las más importantes desde el levantamiento del inmueble en 1867. 
Finalmente experimenta diversas mejoras en los años noventa, cuando pasa a manos del municipio y pasa de funcionar como cine a acoger obras teatrales.

Cuando en La Coruña abundaban los teatros

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