El coruñés desconocido ya tiene su calle

El coruñés desconocido ya tiene su calle
Decenas de coruñeses –entre ellos varios políticos– se dieron cita para recordar su cruzada pedro puig

Como los jóvenes de ahora, Tomás Fábregas emigró a Estados Unidos para trabajar. Allá por 1979 este coruñés del 58 se plantó en Estados Unidos para escribir una página en la historia de un país de las libertades que no lo era tanto y que siguió sin serlo hasta la llegada de Barak Obama al poder. Reconocido activista por los derechos del colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) americano y prácticamente desconocido en su tierra, Fábregas pasó ayer a formar parte del callejero en un intento tardío por homenajearlo.
El alcalde Carlos Negreira se lanzó a rememorar grandes hitos sociales de la historia de la ciudad mientras ofrecía su discurso de inauguración de la calle de Tomás Fábregas en Labañou. Mientras cumplía con el acuerdo al que se llegó en el pleno de febrero de 2011, Negreira se acordó de “Marcela y Elisa, pioneras de los derechos sociales” que se casaron en 1901 y, para ello, Elisa fingió ser Mario.
“Fueron las precursoras del matrimonio homosexual en España y ese gen anticipatorio lo tenía el también coruñés Tomás Fábregas”, contó. Ese coruñés que fue considerado por la Unesco un “cruzado” para que los seropositivos fuesen tratados dignamente y que dirigió con otros la Fundación Antisida de  San Francisco. Al nivel de Rosa Parks ––que se negó a ceder su asiento a un blanco en el autobús y comenzó con el fin de la segregación racial– puso Negreira a Fábregas. No en vano él también derribó barreras al enfrentarse al gobierno de George Bush, que creó una ley para impedir la entrada en el país de los portadores del VIH extranjeros.
Aunque fue Obama el que derogó la norma, el coruñés abrió el camino del cambio y se llevó el apoyo de estrellas como Liz Taylor y la dedicatoria de un día en San Francisco. “El alcalde hizo una intervención en la que puso en escala la transcendencia de Tomás”, afirmó el socio fundador y expresidente del colectivo Milhomes, José Carlos Alonso, que persiguió el reconocimiento enfrentándose a grupos políticos e incluso a la familia de Fábregas.
“Su hermana me agradeció lo que hice cuando en su momento ellos quisieron evitar la visibilidad”, comentó, sobre un acto en el que también estuvieron muchos políticos tanto locales como autonómicos.
Para Alonso “esta es la calle de muchas más personas porque nos hemos dejado a muchos muertos por el camino”. El desaparecido colectivo Milhomes personifica en el coruñés la historia de otros tantos que tuvieron que luchar contra el estigma de la enfermedad. Dice que en Estados Unidos el problema fue Reagan y que, sin él, “Tomás probablemente estaría vivo”.

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