“A Coruña, en general, es una ciudad tolerante; lo que hay es más clasismo que racismo”

“A Coruña, en general, es una ciudad tolerante; lo que hay es más clasismo que racismo”
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Ecos do Sur nació en 1991 para colaborar con países en vías de desarrollo, para, años después centrarse en la integración de inmigrantes. Francisco Hurtado es el director de la entidad desde 2005 y asegura que la crisis les ha hecho abrir su campo de actuación a otros colectivos.

¿Cómo ha cambiado el panorama interracial en la ciudad?
En los 90 la población extranjera residente en la ciudad era un porcentaje pequeño en comparación con el que hay ahora. La entidad desarrollaba programas muy generales de información básica, clases de español y temas de orientación. Centraba sus esfuerzos en la cooperación internacional. A partir de 2000 empezaron a llegar más personas inmigrantes, sobre todo de Latinoamérica con motivo de la crisis económica. Ahí la ONG cambió el enfoque y sus prioridades. Se centró en ofrecer más programas de intervención con personas inmigrantes y redujo los proyectos de cooperación. En estos 13 años, la entidad ha desarrollado muchos programas de atención a esta población y con grupos específicos, que tienen unas necesidades específicas... Con la crisis económica, muchas de esas necesidades no solo las padecen población extranjera y hemos tenido que ampliar los servicios y atender en inclusión social a otros colectivos como parados de larga duración, jóvenes, personas en desarraigo, mujeres, familias en riesgo de desahucio...

Han tenido que ampliar sus servicios a otros colectivos ¿Afecta más la crisis a los inmigrantes o a todos por igual?
Los recortes los sufrimos todos, pero el que más los sufre es el que menos tiene, tanto españoles como extranjeros. Antes quien era más vulnerable era la persona extranjera que tenía dificultades para encontrar un empleo o bien por cuestiones raciales, xenófobas o porque no tenía cualificación u homologación de estudios y con la crisis el desempleo está generalizado. Un problema que había, al comienzo de la crisis, es que cuando venía una personas española la derivábamos a otras ONG o servicios públicos que les podía atender, porque estamos especializados en inmigrantes, y eso generaba cierto rechazo por la persona porque daba la sensación de que no le queríamos ayudar. A raíz de eso, vimos que había que abordar algunas necesidades que no estaban cubiertas por otras entidades, porque si no, siempre se daba el típico comentario de que todo es para los inmigrantes y nada para los españoles; lo cual es falso, porque hay muchos recursos para los españoles. La cuestión es que generaba ciertas situaciones que podía generar xenofobia, y nos dimos cuenta de que había que afrontar el reto de ampliar nuestra labor a nivel general, en la medida de lo posible.

¿A Coruña es tolerante?
Creo que sí. Las personas inmigrantes con las que hablas, en general se sienten bien acogidas, no han tenido problemas de convivencia importantes. En A Coruña, evidentemente, hay personas xenófobas, racistas, y hay gente que lo ha sufrido. Más que racismo existe un clasismo. A la persona que es negra y gana millones y juega en el Deportivo, todo el mundo le aclama y esa misma persona negra, que vende en la calle o va a pedir un trabajo, en una situación más vulnerable genera esa xenofobia y ese racismo en cierta parte de la población. Evidentemente el racismo y la xenofobia acompaña al ser humano y, afortunadamente, A Coruña es tolerante en general. Pero esos casos no hay que mi-
nusvalorarlos, aunque sean aislados, son graves. En cuanto una persona sufre cualquier discriminación, lo tenemos que rechazar aunque le pase a uno de cien mil porque es una vulneración de los derechos humanos.

Tienen un buen número de proyectos. Entre ellos, el Agra-Civis ¿Por qué una actuación en este barrio en concreto?
A las personas inmigrantes que más atendemos son de este barrio. Es un barrio en el que hace dos años empezamos un programa de integración con personas inmigrantes a través del Urbana-C, el Agra-Activa, y a raíz de eso detectamos unas necesidades, y de ahí nació este Agra-Civis.

¿En qué consiste?
El anterior se centraba en la intervención social y su inclusión sociolaboral que seguimos haciendo. Detectamos el déficit de participación ciudadano de los colectivos en riesgo de exclusión social. Es importante ayudar a la gente a encontrar un trabajo o una renta de inserción, pero también es importante que sean ciudadanos activos. Y de ahí surgió este proyecto en el que trabajamos en red con otras asociaciones del barrio: Manicómicos, Viramentos, Juan Soñador... y lo que pretendemos es intentar motivar a estos colectivos para que participen: cómo pueden ser ciudadanos activos dentro del barrio y entablar contacto con otros colectivos. Esto confluirá en unas mesas sectoriales en las que se hable de los problemas del barrio y de soluciones aportadas desde la ciudadanía para hacerlo llegar a las administraciones. Está concentrado en un barrio porque ayuda a que los resultados sean más pragmáticos y que se puedan concretar en una serie de acciones que sean palpables para la ciudadanía. Si lo haces en toda la cuidad puedes perder capacidad. Si funciona en el Agra se puede llevar a otros barrios de la ciudad o a otras ciudades.

Es un proyecto muy similar al de Entre-Nós, ¿no?
En los últimos años, uno de los retos es, no solo trabajar en la integración, también en la participación. Entre Nós es un poco lo mismo pero trabajando en exclusivo con colectivos inmigrantes y sobre todo con asociaciones inmigrantes porque de todo el tejido asociativo son quizás las que peor lo están pasando con la crisis: han visto recortadas las ayudas muchísimo, parte de sus asociados están sufriendo el desempleo en mayor medida que la población española, con lo que no pueden pagar las cuotas. Un 60 o un 70% han cerrado o están en inactividad por la crisis. Creemos que es muy importante para la integración que tengan un tejido asociativo, porque nosotros somos una asociación pro inmigrantes no de inmigrantes y es importante que existan las dos que ayuden a canalizar esas necesidades de los colectivos y ayudar a la integración y buscar ese colaboracionismo entre inmigrantes.

“A Coruña, en general, es una ciudad tolerante; lo que hay es más clasismo que racismo”

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