A Coruña y el área registran cuatro pequeños incendios

A pesar de que ninguno revistió gravedad, la comarca coruñesa también sufrió ayer diversos incendios en la ciudad y el área metropolitana. Sobre el perímetro urbano, los Bomberos acudieron sobre las tres de la tarde al santuario de Santa Gema, donde se calcinó un cuarto contiguo a la iglesia.
Al parecer, el viento hizo que las velas que había encendidas se cayeran y se propagase el fuego por el habitáculo donde había plásticos almacenados. Los operarios contaron a la vuelta que al templo no entró ni siquiera humo, pero el espacio quedó bastante afectado: “Ardió el revestimiento y un falso techo”. Al mismo tiempo, otra dotación se desplazó a San Pedro de Visma en el camino que va hacia A Gramela. Nada más llegar, se encontraron con dos focos distintos, por lo que todo hace pensar que fue provocado: “La mayoría lo son, aunque no se puede confirmar”.

En este caso, estuvieron trabajando hasta pasadas las cinco de la tarde. Se quemaron cien metros cuadrados de arbustos y cierres de fincas y se utilizaron 10.000 litros de agua para apagar las llamas. Por otro lado, acudieron al número 10 de la avenida de La Marina porque el toldo del establecimiento amenazaba con caer así que lo desmontaron y lo plegaron para evitar males mayores.

Numerosos avisos
En el área metropolitana, las llamadas a lo largo de todo el día se sucedieron para avisar de humo en la Vía Ártabra, a la altura de Lorbé. Sin embargo, no llegó a producirse más fuegos que los que tuvieron lugar por la mañana en Sada y que fueron sofocados por los Servicios de Emergencias de Oleiros y de la localidad, la Brigada Forestal de Sada, Guardia Civil y la Policía Local. El primer incendio fue a las diez de la mañana en Meirás, cerca de la nueva autovía y por causas que aún se desconocen. El segundo se originó horas después en el lugar de Quintán, en Mondego.

Ambos fueron controlados por los efectivos de los dos ayuntamiento, que siguieron horas más tarde en la zona refrigerándola para que no se reactivaran los fuegos. Desde el Concello sadense felicitaron al operativo desplegado tanto por las unidades de emergencias como por las fuerzas de seguridad por su rápida respuesta.
Por otro lado, la jornada bochornosa fue ante todo singular por las fechas y la sensación de que parecía que la ciudad se estaba quemando, incluso por el olor que desprendía. Los medidores de temperatura llegaron a marcar los 31 grados y el calor fue una constante hasta última hora, donde las rachas de viento, derivadas del huracán Ophelia, se dejaron notar más y los termómetros se quedaron en 17 grados. Meteogalicia anuncia precipitaciones desde esta madrugada hasta finales de semana.