Los comerciantes de A Sardiñeira denuncian una “invasión” rumana

Los comerciantes de A Sardiñeira denuncian una “invasión” rumana
Ramón Borja muestra las firmas patricia g. fraga

Para los cientos de comerciantes que acuden al mercadillo de A Sardiñeira, la presencia de ciudadanos rumanos en el recinto se está convirtiendo en un problema grave. “Nos están abrasando”, explica Ramón Borja, uno de los perjudicados y presidente de la asociación Nueva Esperanza. Ya hace dos años que existe presencia de este colectivo en el mercadillo, pero desde hace un tiempo ha pasado a ocupar varias zonas cercanas a los puestos vendiendo su mercancía y haciendo una competencia que consideran desleal.
“La gente aquí tiene que pagar sus permisos. Yo vine hoy sin haber pagado el mío, porque me retrasé dos semanas, y tuve que ir y pagarlo para que me dejaran colocarme -explica Emilio, cuyo puesto está muy cercano a las mantas que extienden en el suelo los rumanos– y a ellos no les piden nada”.
Curiosamente, el producto con el que les hacen la competencia es basura. Literalmente: se hacen con ella en los contenedores. Ropa vieja, electrodomésticos usados. “Lo que tengas, lo compran”, admite un vendedor rumano. Uno de los comerciantes con licencia lo corrobora: “Las señoras se abalanzan sobre eso”. Quizá sea debido a su bajo precio, porque muchos artículos se pueden comprar por 50 céntimos. “No podríamos pagar autónomos si quisiéramos. Ganamos 15 euros en todo el día”, dice una vendedora ilegal.

intolerable
“Es intolerable. No podemos aguantar. No tenemos nada contra ellos, pero ellos no pagan. Y la Policía no hace confiscaciones, no pueden con ellos”, asegura Borja. Otro comerciante lo confirma: “Ya no hay caña”. Sin embargo, asegura que están contentos con el trato que les dispensa el Ayuntamiento, que ha aumentado un 50% el número de licencias, unas 40.
“Gracias a Ferreiro, Dios le guarde, pero ahora estamos atascados con los rumanos, casi hay más de ellos que legales”, asegura un indignado Borja. El portavoz oficioso advierte: “Cualquier día se monta un tenderete en el mercadillo”.

Los comerciantes de A Sardiñeira denuncian una “invasión” rumana

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