Un clamor expulsa de la asamblea de Eirís al presidente de Sor Eusebia

Un clamor expulsa de la asamblea de Eirís al presidente de Sor Eusebia
Cerca de 250 vecinos desbordaron el local de la asociación para protestar contra la iniciativa en una sesión tan breve como bronca | quintana

Fue un desastre total. La asamblea para informar a los vecinos de Eirís de los detalles del proyecto “Mi casita”, un conjunto de 20 módulos para indigentes que se instalará en Eirís, terminó con el presidente del Hogar Sor Eusebia, José Vicente Martínez Rico, marchándose indignado y el público vociferando “¡Fuera, fuera!”. Solo la intervención del anterior presidente de la asociación de vecinos, Manuel Vilaboy, que tomó la palabra, consiguió calmar a las cerca de 250 personas que se congregaron en el local de la asociación. La mayoría había acudido mucho más dispuesta a quejarse y a protestar que a escuchar.

En la reunión no estuvo presente ningún representante del Ayuntamiento, que ha convocado una asamblea en el centro cívico el día 25. Así que fue Martínez Rico el que tomó la palabra, como impulsor del proyecto “Mi casita”. Como es habitual en él, comenzó su discurso remontándose a la fundación del Hogar Sor Eusebia y a su meta de que nadie tenga que vivir en la calle. Pero encontró poca empatía en unos vecinos que estaban indignados.

En vano Martínez aseguró que no quería levantar “una chapuza”, que el proyecto era serio, que se había convocado un concurso de arquitectura para desarrollarlo. A medida que hablaba, los ánimos se calentaban, a pesar de los frecuentes llamamientos al orden de Suso Prado, el actual presidente de la asociación de vecinos, o de la vicepresidenta.

“¡Fuera, fuera, fuera!”
El propio Martínez trató de apelar a la comprensión de la gente: “Quero facer algo digno e que incluso os que viven aquí estén orgullosos de tener esto”. Fue la última frase que pudo decir antes de que estallaran los abucheos. “¡No, no, no! ¡Aquí no!”, fue el clamor general. Uno de los presentes, apostado en una escalera que llevaba al piso superior, aprovechó su posición para expresar sus preocupaciones sobre un posible deterioro de la seguridad ciudadana: “A ver qué le parece a usted cuando tenga que venir al Hospital y le roben el coche o tenga la zona llena de gorrillas que le piden dinero para aparcar el coche”. Su intervención arrancó aplausos del público, que comenzó a gritar “¡Fuera, fuera, fuera!”.

“Ese nos está contando un
rollo de puta madre ¡Que los
lleven a María Pita!”



Martínez entendió el mensaje. “Nosotros hemos venido instados por la asociación de vecinos. Si no nos dejan, nos interrumpen y descalifican, lamentablemente...”. Más gritos de “¡Fuera, fuera!” le volvieron a interrumpir y entonces, estalló. Se levantó de la mesa indignado: “Gracias a todos por asistir. Permítanme decirlles unha cousa: non roubei nin matei, polo tanto non teño de nada do que avergoñarme! Todo o contrario!”. Y dicho esto, se fue.


“O alcalde desmarcouse”
Los gritos arreciaron y la multitud amenazaba con convertirse en una turba, así que Prado tomó la palabra para explicar a los vecinos que Sor Eusebia no tenía la última palabra, sino el Ayuntamiento. “O alcalde desmarcouse disto. Non pediron a nosa opinión. O día 25 á concelleira de Xustiza Social é a persona adecuada para preguntarlle esas cousas”. Aquello fue como echar gasolina al fuego. “¡Vaya alcalde, vaya alcalde!”, se desgañitaba una señora.


Entonces Vilaboy se adelantó y cogió el micrófono: “Creo que todos estamos dacordo en que este é o sitio menos indicado para traer ese centro”. Su declaración fue recibida por aplausos, y recibió aún más cuando recordó que el uso de la parcela del parque de Eirís ya estaba planificado (un centro de la Tercera Edad, uno educacional, otro de alzheimer y el cuarto para autistas): “Xa tiñamos planificado todo o desarrollo do parque. Que non o veñan a desmontar agora”.

 

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