La ciudad afronta la temporada alta del turismo con decenas de obras

La ciudad afronta la temporada alta del turismo con decenas de obras
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El verano llegó a la ciudad y con él el suelo pareció abrirse bajo los pies de vecinos y turistas. Después de semanas en las que se han sucedido inicios de obras en numerosas calles de todos los barrios, A Coruña ha llegado al punto álgido del período estival, cuando llegan más visitantes, con decenas de reformas que afean la imagen que estos se llevarán del entorno. Mientras los empresarios y algunos vecinos protestan por la situación, el Ayuntamiento asegura que en julio y agosto es cuando menos perjuicios causan a los residentes. Asimismo, defienden que a los viajeros les gusta ver que la ciudad está en movimiento y que genera puestos de trabajo en la construcción.
Todos los veranos, sin falta, son época de obras en los pavimentos y subsuelos de A Coruña, pero estos meses de julio y agosto se están llevando la palma en el número de actuaciones en plena ejecución. Hasta 40. Y algunas, incluso, se alargarán para recibir a los turistas rezagados que vengan a descubrir la Torre de Hércules o admirar las galerías de La Marina en septiembre.
Ante la imagen que se está dando a los visitantes y la pérdida de clientes por falta de aparcamiento o por el ruido que causan los trabajos de renovación y rehabilitación de medio callejero, comerciantes y hosteleros han empezado a quejarse. Más si cabe los de zonas turísticas como son La Marina o la calle de la Torre, por ser lugar de paso para aquellas personas que acuden a ver el faro romano.
Critican que no se les incluyese en las decisiones sobre cuando eran los mejores meses para levantar el firme y dejarlos sin plazas de estacionamiento cerca. Y afirman que han perdido un gran número de clientes, por lo que les gustaría recibir una compensación del Ayuntamiento.

pérdidas de dinero
“En julio y lo que va de agosto hemos facturado el 20% de lo que acostumbrábamos a ingresar por estas fechas”, asegura un empresario del entorno de la Marina. Otros protestan, aunque prefieran mantenerse en el anonimato. Las fiestas en María Pita compensan en parte, pero no del todo las pérdidas provocadas por el cierre de Alférez Provisional.
“Negocios como el párking de la plaza lo deben de estar pasando mal, pero los vecinos ya están más acostumbrados”, afirma el presidente de la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja, Adolfo López. Sin embargo corrobora que otras tiendas y locales de hostelería no han notado tanto que ya no hay aparcamiento en la fachada al mar. “Ahora queremos que acaben cuanto antes, que lo hagan del tirón, y que quede bien”, subraya.
A diferencia de la división que se vive en esta zona, el malestar es generalizado en la calle de la Torre, donde llevan meses sumidos en reparaciones de las canalizaciones y el firme.
“Tus clientes te quieren pero si no pueden tomarse un café tranquilamente dejan de venir”, razona la dueña de un negocio en ese distrito. Según explica, la situación está provocando que ella y sus compañeros pierdan “dinero durante seis meses”. “No vemos la luz al final del túnel, no sabemos a quién reclamar y es muy frustrante que el futuro de tu negocio esté fuera de tu control”, lamenta.
Igualmente indignados están los comerciantes del mercado de San Agustín, pero ellos por partida doble. Aseguran que los trabajos en estas dos zonas de más afluencia turística les han llevado a la “quiebra técnica”. Lo dice su presidenta, Ángela Barrán, que estima que desde que cerraron el túnel de María Pita las ventas han caído “un 70%”. “A los que circulan por la calle de la Torre los desvían por el Paseo Marítimo y aquí hay que venir adrede por lo que los clientes se quedan en otros sitios”, avisa.
Dice que incluso apenas hay turistas y augura que con lo que se alargan las obras la gente se acomodará a acudir a otras zonas y “será difícil que vuelvan a comprar a la plaza”.

razones de peso
Ante tal aluvión de quejas en el Ayuntamiento aclaran que las obras no se programan en verano por capricho ni por provocar pérdidas a los comercios y bares. “Hay tres razones principales para acometerlas ahora: las obras en licitación tienen unos plazos de ejecución y el verano es el momento en el que causan menos molestias a los residentes de la ciudad, porque muchos están fuera y no hay tráfico de colegios”, justifica el concejal de Infraestructuras, Martín Fernández Prado. La tercera explicación que esgrime el responsable municipal atiende a una “meteorología más apropiada”.
“Muchas actuaciones se planifican para el verano porque los asfaltados, como los que se están haciendo en Monelos, la avenida de Arteixo o Ponte da Pedra, son de mejor calidad”, subraya. Así, advierte de que si se empezaran con lluvia se “alargarían más”.
El representante del Ayuntamiento niega además que los turistas se vayan descontentos al disfrutar A Coruña con menos esplendor. “Al contrario, todo el mundo se impresiona porque somos de las pocas ciudades en las que hay obras y actividad económica, que van a mejorar la ciudad y la zona de la playa”, comparte.
Respecto a las compensaciones que reclaman algunos, comenta que tampoco se les cobra más por los arreglos pero “luego obtendrán más beneficios del esplendor que recuperarán”.

La ciudad afronta la temporada alta del turismo con decenas de obras

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