Cerca de 60 familias sobreviven con la recogida furtiva de cartón

Cerca de 60 familias sobreviven con la recogida furtiva de cartón
lo máximo que pueden sacar son 20 euros por tonelada de cartón

La creación de puntos limpios y la recogida selectiva (que en A Coruña realiza la concesionaria Cespa) ha acabado con un medio tradicional de subsistencia de la población gitana: la recogida cartón.

Pero en un tiempo de crisis económica, y sin ninguna salida laboral, la necesidad aprieta y muchos que se dedicaban antes a recoger embalajes en la calle a plena luz del día lo hacen ahora furtivamente. Se calcula que hay 60 familias que sobreviven de este modo.

La falta de una oportunidad laboral les obliga a salir pese al riesgo de multas

“No es ninguna broma –aseguran– hay una madre de tres hijos a la que le metieron 600 euros de multa”. Es mucho dinero, sobre todo si se tiene en cuenta que la tonelada de cartón se paga a solo veinte euros y que la única empresa que lo compra siempre redondea a la baja.

A pesar del riesgo –por lo menos económico– que supone, las furgonetas siguen recorriendo las calles más alejadas en busca de los cartones que se abandonan al lado de los contenedores. Pero muchas veces llegan a meterse dentro de los mismos recipientes en busca de más material.

A pesar de ello, el cartón sigue por las calles, muchas veces desbordando los contenedores. “Tú vas por las calles y ves cartón porque la frutera o quien sea no se molesta en meterlo bien dentro y está ahí en la calle”, apuntan. Según dicen, Cespa no es todo lo concienzuda que debería ser y a ellos les dejan fuera.

 

olvidados

“Cuando se comenzó con los puntos limpios y la recogida selectiva no se contó para nada con los gitanos, que son los que se dedicaban desde hacía años a recoger chatarra y cartón. No se piensa en esta gente que puede realizar estos trabajos”, apuntan fuentes cercanas.

Muchos de estos “furtivos del cartón” fueron en su día habitantes de Penamoa, a los que las autoridades municipales prometieron ayudarles a encontrar empleo cuando comenzaron a desmantelar el poblado. A día de hoy, pocos pueden decir que han encontrado empleo, así que seguirán con el cartón: “Lo que ha dentro del contenedor es de Cespa, pero lo que hay fuera, en la calle, es de todos”.

Cerca de 60 familias sobreviven con la recogida furtiva de cartón

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