“Hay caminos que te llevan por pequeñas suertes”

“Hay caminos que te llevan por pequeñas suertes”
GRA278. MADRID, 20/05/2015.- Fotografía facilitada por Penguin Random House de la escritora argentina Claudia Piñeiro, que habla en una entrevista con Efe sobre su nueva novela "Una suerte pequeña" (Alfaguara), en la que invita al lec

Todas sus novelas parten de una imagen con puntos, que son personas. Sin embargo, en “Una suerte pequeña” (Alfaguara), fueron dos las estampas que se le vinieron a la mente. En la primera, la protagonista del libro aparece esperando en un paso a nivel a que se abra la barrera. Pasan dos, cinco, ocho minutos, y la segunda son cacas de murciélago y aquella historia que su personaje escuchó de su madre cientos de veces sobre uno de estos ratones alados que se enredó en el pelo de una niña y hubo que cortarle varios mechones.
No tenían nada que ver, pero su cabeza quiso que se mezclaran y le dieran forma a un texto donde la intriga se va sirviendo a cucharadas: “Me gusta dosificar la información”. La argentina, que viene a participar mañana, a las 18.30 horas, en los undécimos Encuentros con Escritores, en la UNED, es dueña de un suspense distinto, que no entiende de tramas policíacas pero sí de emociones. Ella las reparte al gusto. Y en su justa medida.
De este modo, la mujer engorda a poquitos la puesta en escena frente a la vía del tren hasta que el lector se hace con el todo, que es un silencio roto después de 20 años, porque de silencios también habla la novela. De los pequeños, que se forman con extraños donde nadie es capaz a aguantar mutis más de 23 segundos, y los largos, que pueden durar vidas.
No contenta con eso, las letras de Piñeiro se afilan más que nunca y de la tercera persona, “decidí pasar a la primera” porque “solo así puedes escribir de dolor”. Del dolor y la responsabilidad que la protagonista lleva a la espalda. En un entramado para el que Claudia se preparó psicológicamente hasta que se puso los zapatos de Marilé y caminó con ella, una mujer “que puede parecer cobarde, pero que toma la decisión más valiente de su vida”.
Y es que la protagonista vuelve a Argentina a enfrentarse con el pasado gracias a su última pareja, que fue la que perfiló el viaje antes de morir para obligarla a dar el paso. El título encierra “una suerte pequeña”, que es distinta a la que todos imaginan grande como la felicidad: “Hay caminos que te llevan por pequeñas suertes”. Igual uno fue para Claudia el hecho de contar en el jurado del premio Clarín en 2005 con Saramago y Rosa Montero, que alabaron su novela “Las viudas de los jueves”. Esto hizo que más de medio millón de lectores la conociesen: “Fue una historia que la gente esperaba, pero yo no lo hice a propósito”. Piñeiro justifica el efecto que tuvo su relato en esa urgencia de la literatura que le hace pedir a gritos una determinada novela.
En este caso, con “Una suerte pequeña”, Claudia afirma que “no llego a tantos, pero sí tengo la libertad a la hora de contar y el placer de saber que mis lectores se juntan para comentarla como si fuera una película”. En este sentido, reconoce que sus libros son muy cinematográficos porque salen de imágenes, lo que hace que los directores vean rápidamente la trama.
A pocas horas de pisar la tierra de su padre y volver al origen como la protagonista de su historia, Claudia dice estar muy contenta de poder pasear por Portosín. De tocar Santiago y recalar en A Coruña, como una pequeña suerte. La que le brindan las letras.

“Hay caminos que te llevan por pequeñas suertes”

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