El pánico y el horror que provocaron el atentado terroristas de París, hace más de un mes, se desvanece poco a poco, pero las autoridades lo siguen teniendo muy presente, como se pudo comprobar a las once de la mañana de ayer, cuando una bolsa situada encima de un contenedor en la estación de tren provocó la respuesta de los Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos (Tédax): hasta 30 agentes participaron en un dispositivo que acordonó la zona, aunque no se llegó a interrumpir el flujo de trenes, y hubo que desalojar la estación. Poco después, los agentes se retiraban: el paquete sospechoso no era más que una bolsa con ropa.
No es el primer incidente de este tipo que tiene lugar en A Coruña y su área en el último mes. Hace quince días, el grupo de desactivación de explosivos tuvo que acudir a Correos, donde habían detectado lo que parecía una bomba en uno de los cientos de paquetes que se reciben por estas fechas. Cuando los miembros del Tédax llegaron al lugar, y manipularon el paquete con las debidas precauciones, descubrieron que lo que había en su interior era una granada falsa.
Un tercer incidente tuvo lugar en Arteixo, el nueve de este mes, cuando los clientes de la cafetería Rozas descubrieron que había una mochila en el baño que no parecía ser de nadie. Temiendo lo peor, alertaron a la Guardia Civil, que a su vez movilizó a los Tédax. Eran las diez de al mañana cuando acordonaron la zona, desalojaron al cafetería y se cerró al tráfico uno de los carriles de la carretera principal. Cuando llegaron los técnicos, descubrieron que el interior del bolso, pequeño y térmico, solo contenía comida y medicamentos, así que el dispositivo se retiró inmediatamente.
nivel de alerta 4
“El público lo olvida, pero estamos en nivel 4 en la alerta antiterrorista”, recuerdan fuentes cercanas. Eso no quiere decir que los procedimientos hayan cambiado, porque la forma de reaccionar ante cualquier paquete sospechoso debe ser siempre avisar a los expertos en desactivación de explosivos pero, cuando no hay una amenaza, la posibilidad de que haya realmente una bomba es tan nimia que la mayor parte de las veces se comprueba sin tomar las debidas precauciones. Eso es lo que ha cambiado ahora. “El miedo es libre”, comentan estas mismas fuentes.
Así que estos días son más agitados de lo normal para los miembros del Tédax, pero es la primera vez que tiene que acudir a una infraestructura considerada estratégica como es una estación de tren y tras los atentados del 11M, la posibilidad de que se vuelva a atacar el transporte ferroviario siempre ha estado presente en la mente de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y señalan que, aunque existe un arco de seguridad donde se revisan los equipajes, estas comprobaciones no se hacen por igual en todos los trayectos a diario.