“El banco te hace propuestas malas para que tires la toalla”

“El banco te hace propuestas malas  para que tires la toalla”
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Si la situación no es fácil en líneas generales, pinta mucho peor cuando se habla con farmacéuticos que están viviendo en sus propias cajas registradoras cómo los recortes y sus entidades financieras van apretando la soga casi hasta el final. A diario sonríen y aconsejan una y otra vez desde detrás del mostrador, pero hablar con ellos a nivel empresarial es complejo. Aunque ejercen de psicólogos con muchos pacientes, pocos son los que se atreven a contar sus problemas por miedo a carecer de apoyo financiero.
Pero hay quien se anima a hablar e incluso a llevar ante los jueces a esos bancos y cajas que hace unos años les dijeron a todo que sí. Sin dejarles leer la letra pequeña de lo que firmaban. Y es que, al mismo tiempo que se culminaba la época dorada del sector inmobiliario, se firmaban hipotecas de un servicio tan básico para los coruñeses –y para la población en general– como las farmacias.
Hoy, después de aquellos años buenos, en A Coruña existen numerosas farmacias que sobreviven a duras penas, otras en concurso de acreedores y otras que se han presentado ante la Justicia para eliminar las cláusulas bancarias que estrangulan sus balances anuales.
“Las últimas oficinas abiertas, en las que debemos dinero, somos las que realmente lo estamos pasando mal; en las otras habrán caído los ingresos por lo que se habrán visto obligados a realizar ajustes, revisar el stock o reducir personal pero lo nuestro es peor”, resume una farmacéutica coruñesa que prefiere mantenerse en el anonimato para evitar represalias de su entidad financiera.
Ella se puso al frente de una oficina pocos años antes de la crisis, cuando se realizó el último sorteo de licencias, y cuenta que al principio –antes de la recesión y los consiguientes recortes–podía hacer frente a los pagos de su hipoteca sin grandes dificultades. Eso aunque el recibo de su establecimiento, que incluye licencia y local, supusiese el desembolso de “seis o siete veces el precio de un piso en aquel momento”.

cláusulas muy altas
Pero los precios se reajustaron y el negocio ya no vale lo que valía. Además “la facturación ha bajado mucho pero no por el número de envases vendidos sino por el precio de los medicamentos”. Al notar la merma de ingresos también se dio de bruces con un apartado, que considera abusivo, en su hipoteca: “La cláusula suelo es del 4,45%”. Como el trabajo va a más ante los recortes de los centros de salud le ha resultado imposible reducir plantilla y, al final, algunas deudas se han acumulado.
Desde aquel momento su lucha ha sido un no parar. Por ayudarse a sí misma y porque sus compañeros en apuros puedan acogerse a algo similar en un futuro ya que muchos “no pueden permitirse meterse en tasas, contratar abogados o procuradores en esta dinámica”. Ella denunció y su caso ha llegado hasta el Tribunal Supremo para “solicitar que quiten esa cláusula”. “Fue un engaño… porque ni me dijeron que la ponían”, cuenta, y advierte de que “ya conoce a siete u ocho compañeros de la zona de A Coruña que están en su situación con el mismo banco y pasándolo fatal”.
Su propia experiencia le dice que las entidades financieras no son buenas por mucho que hayan empezado a dejar fluir un poco el crédito. “Yo intenté hablar con el mío para ver si me daban alguna opción de pago más fácil pero como tienen la sartén por el mango te hacen propuestas malas para ver si tiras la toalla”, reconoce la farmacéutica.
Cree que los conflictos como el suyo se han enquistado porque el peligro de cierre de las farmacias no es tan mediático como los desahucios, pero quiere dar a conocer este sufrimiento. “Estar en esta situación no es plato de buen gusto, jamás me había metido en un juicio ni nada por el estilo; esto no es agradable”, zanja, mientras espera la resolución judicial. n

“El banco te hace propuestas malas para que tires la toalla”

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