El Ayuntamiento lanza una campaña contra el estacionamiento irregular

Durante el fin de semana pasado las patrullas de la Policía Local encargadas del control de las zonas de ocio nocturno impusieron cerca de 50 multas. La mayoría, por aparcar en aceras o en zonas peatonales. Es el fruto más visible de la campaña de multas que ha lanzado el Gobierno local contra los conductores que invaden estas áreas en el centro, debido a la escasez de aparcamiento, y que anunció la semana pasada el alcalde, Xulio Ferreiro. 
“Persoalmente lle din instruccións o xefe da Policía de que se fixase moito niso”, admitió el primer edil, para el que esta clase de infracciones no pueden ser toleradas: “Sei o molesto que é chegar un sitio e ter que cruzar porque un coche ocupa a beirarrúa. E imaxino que ten que ser aínda peor nunha cadeira de rodas”. Según las directrices que le dio Ferreiro a la Policía Local, los agentes de disciplina vial deben ser también estrictos con los infractores que aparcan sobre pasos de cebra o en zonas de carga y descarga. 
Esa misma severidad se pudo comprobar el sábado por la noche, cuando varios conductores que acudieron al centro con sus vehículos descubrieron al volver que éstos había desaparecido. Aunque no los 50, por supuesto:  según la Policía Local, solo las infracciones más graves merecieron el castigo de ser retirado el vehículo por la grúa municipal y trasladado al depósito. Además apoyaron la agenda ordinaria de las actuaciones realizadas habitualmente en las zonas de concentración de vehículos en horario nocturno. 

San andrés
En el centro, la calle San Andrés es uno de los lugares más castigados por las multas. El último tramo de esta vía es semipeatonal y muchos coches estacionan sobre la acera porque se encuentra al mismo nivel sobre la calzada y no hay ninguna marca de pintura. 
Pero, como señaló el concejal de Regeneración Urbana, Xiao Varela, es necesario escoger entre el transporte privado y el peatonal fomentado por estas obras. Aunque reconoció que muchas resultan polémicas , recalcó que a medio plazo todo el mundo reconoce su valor, como ocurrió con la plaza de España.