El regusto dulce que el Fórum Gastronómico ha dejado en A Coruña ayudará a que la espera hasta 2016 –cuando está prevista la próxima edición herculina– se haga más corta. Los apasionados de la gastronomía tendrán entonces una nueva ocasión de compartir talleres y secretos con los maestros de la cocina en una feria que quizá encuentre su casa en la ciudad.
Ese es el interés del Ayuntamiento, que a través de la concejala de Empleo, Luisa Cid, anunció la “clarísima vocación de que la sede del Fórum Gastronómico en Galicia sea A Coruña”.
Los números son el mejor aval para una cita que está acordada por dos años, pero que podría acabar celebrándose de manera regular. En su primer día se duplicó el número de asistentes previsto, manteniéndose la altísima participación el resto de las jornadas.
La ciudad se ha entregado a un encuentro del que anoche se resistía a despedirse. Pasadas las ocho de la tarde, con el cocinero Juan Mari Arzak sobre el escenario, los aplausos parecían no tener fin y los pasillos seguían atestados de visitantes que apuraban los últimos minutos antes del cierre.
Los clásicos innovados con los que se presentó uno de los chefs más reconocidos del panorama internacional fueron el colofón a una fiesta culinaria que en su última jornada hizo un despliegue de grandes nombres. Porque el postre, en sentido estricto, no fue cosa de Arzak, sino del repostero de El Celler de Can Roca, Jordi Roca. Presentó el proceso creativo del restaurante –basado en los principios del academicismo, la memoria, el paisaje, la transversalidad y el sentido del humor–junto a uno de sus dulces estrella. Un macaron de leche de coco relleno de crema de canela que se completa con jalea de miel, arándanos, quenelle de violeta y un segundo macaron.
Ricardo Sanz, del restaurante Kabuki, que puso el toque exótico –japocañí, en sus propias palabras– con una clase práctica sobre el corte y la preparación del pescado en la cocina nipona.Josean Alija, que acercó la costa gallega a la vasca con sus platos, Ricard Camarena y Jorge Muñoz, del restaurante Pakta de Albert Adriá fueron otros de los chefs que dejaron a los asistentes con ganas de más.
Hoy, mientras los expositores se desmontan y los cocineros regresan a sus quehaceres diarios será el turno de las cifras oficiales y el balance de los codirectores del evento. El éxito en la organización y en la participación hacen pensar en un último buen sabor de boca.