Aluminio y sol, la mejor receta para cocinar

Aluminio y sol, la mejor receta para cocinar
hubo demostraciones de “gastronomã­a solar” javier alborã©s

¿Cómo se puede cocinar una comida al aire libre, sin ningún tipo de energía eléctrica y sin hacer uso del socorrido cámping-gas?. Los técnicos de Adega y los becarios de la Oficina de Medio Ambiente de la Universidad lo quisieron demostrar ayer. La repuesta: una cazuela negra, una mampara de aluminio, mucho sol y los alimentos que uno mismo quiera incluir en el menú.

Es la máxima demostración de que las energías renovables son tan eficaces como cualquier otra; eso sí, muchos más económicas. De hecho, a coste cero. Con ese presupuesto se elaboraron ayer varias recetas distintas en la plaza da Fraga, en el campus universitario de A Zapateira. Pizza, quiche de champiñones, café y té era el menú a preparar y en poco más de una hora, todo estaba preparado y listo para ser servido.

 

potencial

Todo ello, en el marco del primer Encuentro Solar, una iniciativa para visibilizar el potencial de la energía solar e impulsar su uso entre todos los participantes. Para ello, nada mejor que demostraciones en vivo de lo que se puede hacer con apenas tres instrumentos.

De hecho, hasta partiendo de cero se puede, por ejemplo, cocinar un pollo. María, técnico de Adega, explica que con una caja negra, forrada de papel de aluminio a la que se le coloca un cristal encima puede servir como horno para cocinar “lo que se quiera”. En estos instrumentos se alcanzan temperaturas superiores a los cien grados y la única atención que requieren es ir cambiando su orientación a medida que el sol se va moviendo.

“Con un día soleado, te puedes levantar, ir a la playa o a donde quieras y cuando vuelvas tienes la comida preparada. ¡Y nunca se quema!” señala la técnico entre las virtudes de la llamada “gastronomía solar”. Además de llenar el estómago, el encuentro de ayer sirvió a los visitantes para conocer mejor algunos de los instrumentos que pueden funcionar con esta energía.

 

ACTIVIDADES

A las doce de la mañana comenzaba una de las actividades más esperadas dentro de la programación del día. Técnicos de la Oficina de Medio Ambiente ofrecieron una visita guiada a varios edificios de la Universidad, entre ellos el Citic, en el campus de Elviña, donde se mostraron y explicaron las tecnologías solares que utilizan los edificios de la entidad.

Hasta las cuatro de la tarde, decenas de jóvenes pasaron por la mesa instalada en la plaza da Fraga, donde se había habilitado un mercado de trueque. La idea era que cada uno dejara un objeto que no quisiera o no necesitara para poder llevarse otro en su lugar. El objetivo: fomentar la reutilización y el consumo sostenible. 

Aluminio y sol, la mejor receta para cocinar

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