La alerta amarilla obliga a la flota a permanecer amarrada en el puerto en pleno verano

La alerta amarilla obliga a la flota a permanecer amarrada en el puerto en pleno verano
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Durante la jornada de ayer, los fuertes vientos racheados mantuvieron a la mayor parte de la flota amarrada, un espectáculo de lo más inusual en verano. Fuentes de Salvamento Marítimo señalan que en invierno, resulta habituales sobre todo tratándose de una alerta amarilla, la menos grave de todas, pero  que en agosto resulta toda una novedad. “El tiempo está  raro”, concluyen. Tanto, que no solo las embarcaciones deportivas se han quedado amarradas, sino también muchos pesqueros, cuyos patrones prefieren no enfrentarse a un tiempo tan inestable. 
Las rachas provienen del suroeste, dirección en la que la costa está protegida, sobre todo entre Sisargas y A Coruña, aunque otros tramos, como el de Punta Langosteira, se vuelven impracticables para la navegación de cabotaje por las enormes olas que se producen en la zona, muy batida por el mar., sobre todo ahora que estos días hacen acto de presencia las mareas vivas. 
Sin embargo, el tiempo no causó incidencias en tierra, a diferencia del domingo, cuando durante la alerta naranja costera  llegó a tirar ramas de árboles y causó otros incidentes, como en La Marina, donde una valla cayó sobre dos coches. Los Jardines de Méndez Núñez, donde hubo que reparar dos casetas de la Feira do Libro y revisar las de Made in Galicia, o Marineda City. La diferencia es que entonces, las rachas de viento alcanzaban los ochenta kilómetros por hora y ayer, apenas llegaron a los 60. 

fuertes mareas
Pero es muy probable que la ciudad viva otro fin de semana pasado por agua. No solo por la lluvia, sino también por las fuertes mareas, de más de dos metros de altura que se esperan para el domingo. De hecho, los servicios de emergencia temen que podría ser necesario cortar al tráfico el Paseo Marítimo. 
La razón es el pronóstico meteorológico, que indican fuertes vientos y lluvia (aunque con una leve mejoría el sábado), que podrían desembocar en otra alerta amarilla. Este factor, junto con el de la marea más fuerte de la semana, de 1,8 metros de altura, podría bastar para que el océano inundara la calle teniendo en cuenta que las que obligaron a cerrar las calles no superaban los 1,6 metros.  
Además, se da la circunstancia de que todas las pleamares se esperan para media tarde. La más grande de ellas, la dominical, a las seis y media, así que las autoridades tienen que tener en cuenta la afluencia del público; aunque, por otro lado, esperan que el mal tiempo que reina estos días mantenga a la mayor parte de la gente en sus hogares, siempre hay curiosos par los que el mar embravecido es un espectáculo para ver de cerca.

La alerta amarilla obliga a la flota a permanecer amarrada en el puerto en pleno verano

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