El 2017 confirmó la vuelta a las calles coruñesas del consumo de heroína

El 2017 confirmó la vuelta a las calles coruñesas del consumo de heroína
El consumo de la heroína por vía intravenosa sigue siendo habitual a pesar de cada vez se fume más | javier alborés

Para muchas de las entidades implicadas en la lucha contra la droga, 2017 será el año en el que se confirmó el regreso de la heroína a las calles coruñesas. Aunque la vuelta de este estupefaciente, tristemente famoso en los 80 por las muertes que provocó entre los toxicómanos, ya había sido percibido por las autoridades en 2016, las asociaciones que se dedican a asistir a los drogodependientes tardaron más en comprobar un aumento de los casos. Sin embargo, el gerente de Asociación Ciudadana de la Lucha contra la Droga (Aclad), Miguel Plaza, aseguró recientemente que el año pasado el equipo clínico de la entidad ya detectó un incremento con respecto a 2016.
“Eso va ir in crescendo. De aquí a dos años será el doble. Una epidemia”, advierten fuentes de la Guardia Civil, en Lonzas. El principal motivo por el que el consumo de heroína sigue creciendo es que resulta más barata: el precio de un kilo de heroína ronda los 19.000 euros. En cambio, uno de cocaína oscila entre los 26.000 y los 32.000 euros, dependiendo siempre de su pureza.
De todos modos, desde la Guardia Civil matizan que los consumidores actuales “no son yonquis como los años 80 que se lo inyectaban en vena”. Los nuevos consumidores prefieren fumarla sobre papel de plata, lo que se dice en al jerga “hacerse un chino”. El daño es el mismo, porque la heroína tiene una gran capacidad de adicción, pero los efectos adversos para la salud son más rápidos. Ambas modalidades de consumo coexisten a día de hoy.

Delincuencia residual
Eso implicará un aumento de la delincuencia, sobre todo de pequeños hurtos o robos con fuerza. “Será una delincuencia residual, porque un yonqui no va a atracar un banco”, aclaran. Sin embargo, este fenómeno todavía no se ha producido: el número de hurtos denunciados el año pasado en el municipio fueron 2.541, casi diez al día, una cifra que parece elevada, pero que supone un descenso del 7,2% respecto al año anterior “El efecto se notará”, insisten los agentes del Instituto Armado.
Durante el año pasado, se llegó a realizar una única operación importante contra el tráfico de drogas en el municipio: fue la Guardia Civil la que detuvo a un narcotraficante lucense que vivía en O Castrillón, y se incautaron tres kilos de heroína. Poco después, se desarticuló una red que vendía sobre todo hachís, pero también cocaína, en el área metropolitana, aunque el jefe de la trama consiguió huir.
Los propios agentes implicados en el narcotráfico reconocen que no se esta haciendo los suficiente para contener el problema de la droga, El problema es que escasean los medios, tanto los recursos humanos como los materiales: “Para hacer algo en serio tendríamos que ser diez veces más”. La droga está muy extendida en todos los estratos de la sociedad coruñesa, aunque los más jóvenes consumen hachís, y la más popular es la cocaína, “en A Coruña, como en todas las grandes ciudades, en todos los barrios: la mueve mucha gente y la consume mucha gente”.

Pases en plena calle
Aunque existen “narcopisos” (pisos donde se comercia con droga) o bares donde se pueden dar, lo normal es que la droga se pase en plena calle: “Se puede ver como empiezan a llegar los yonquis y cómo la pasan, pero con eso no hay manera de abrir una investigación”. No vas a llevar a un yonqui al piso donde tienes toda la mercancía por motivos de seguridad: “El día en el que el yonqui no tenga dinero, le puede dar un palo. Eso solo se hace con gente con la que tienes confianza”.
La Fundación Érguete asegura que parte del consumo se realiza en pisos: los consumidores de heroína nunca se inyectan en el lugar, sino que van a su propia casa o a la de un amigo. Allí están más seguros.

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