“Me convertí en el protagonista del libro”, afirma el ganador del Torrente Ballester

“Me convertí en el protagonista del libro”, afirma el ganador del Torrente Ballester
el escritor confiesa que mantiene una relación muy especial con galicia

Decía el ganador de la 24 edición del premio de narrativa Torrente Ballester, Ernesto Pérez Zúñiga, que uno siempre desea el galardón pero que nunca lo sabe. Hasta que escucha al otro lado de la línea al presidente de la Diputación, Diego Calvo. Entonces, lo siguiente es no creérselo y pensar en la relación que el granadino mantuvo desde siempre con Galicia. Tanto por su literatura escrita, colocando a Valle-Inclán como el mejor de todos los tiempos junto a Cervantes, como por su forma de contar las cosas a través de cantigas o lírica.

Pérez Zúñiga engrosa desde ayer la lista de distinguidos con una novela, “El tercer sonido”, que el escritor concibió como una partitura musical. El libro suena. Y lo hace de una forma o de otra dependiendo del estado de ánimo que relata igual que las composiciones de su protagonista, el italiano Giuseppe Tartini, que “tienen una sensibilidad y un virtuosismo extremos”.

Horas después de digerir la noticia, Ernesto confesaba que le bastaba con conseguir que la historia despertase el interés de los lectores por la discografía de Tartini para sentirse realmente realizado. En su caso, fue su música la que le movió a investigar sobre él. Ella marcó el principio de un cuento que le llevó a descubrir que con la misma muñeca que hizo magia con el violín, retó a la muerte con soltura y a golpe de florete. Y es que antes de músico, Tartini fue espadachín. Con idéntico movimiento de mano, aseguraba, el retratado dominaba su fuerza interna, la misma que contagió al escritor para coger el coche y plantarse en Padua, donde Tartini estudió, en Tirano y Ancona, al sur de Italia, y en Florencia, Roma y Praga, donde el compositor se encontró a si mismo en un viaje espiritual que Ernesto calcó siglos más tarde.

las composiciones de TARTINI TIENEN UNA SENSIBILIDAD Y UN VIRTUOSISMO EXTREMOS

“Yo me convertí en él”, afirma el autor, porque hasta la banda sonora de esos tres años de investigación fue la propia obra del italiano: “Fui empezando a comprar discos suyos que aquí no se conseguían en estos viajes”. Entonces llegó a casa y situó el comienzo del libro en el último año de vida de Tartini.

Es en ese momento donde empieza el soneto sobre el que el propio Tartini cuenta su vida en primera persona. Con una voz clásica que contrasta con una segunda voz fáustica e intemporal, que podría pertenecer al diablo. Este personaje secundario será quien de corregir al primero, bien contando cosas que él no sabe o sacando a la luz aquellas que Tartini escondía debajo de la alfombra.

Pérez Zúñiga cuenta hasta tres, los sonidos que salen de la novela. Que pertenecen a la biografía de un rebelde que hoy sale al estrado para hablar también de amor y de amistad. Es más, el seudónimo de Antonio Bandini con el que Ernesto se presentó al concurso corresponde al compañero violonchelista de Tartini.

Decía un miembro del jurado, Ángel Basanta, que el ganador no es ningún principiante. Con títulos como “El juego del mono” y “El segundo círculo”, el experto hablaba de un futuro abierto para Pérez Zúñiga, que tiene 41 años, y de otro futuro igual de prometedor para Miguel Catalán, que se hacía con el premio finalista por una novela de ensayo que invita a la reflexión.

Ambos pujaban entre otros también “premiables”. Dándole más prestigio a un premio que, según Diego Calvo, no podía tener mejor padrino: “Yo he leído y admirado desde siempre a Torrente”, aseguraba el ganador Ernesto Pérez Zúñiga.

“Me convertí en el protagonista del libro”, afirma el ganador del Torrente Ballester

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