“Cantaremos hasta que Dios nos diga”, afirma el hijo del fundador de Los Panchos

“Cantaremos hasta que Dios nos diga”, afirma el hijo del fundador de Los Panchos
vargas afirma que los panchos le abrieron la puerta a hispanoamérica

“Fuimos la primera institución de México para el mundo”. Gabriel Vargas es un “pancho” desde que a los siete años convenció a su padre adoptivo, el fundador del trío, Alfredo Gil, de que había sucesión en el trono. Desde entonces, el músico seguiría practicando en la sombra para encabezar la formación a finales de los 70, una vez que Gil decidió que ya era suficiente: “Gracias a Dios, llegó esta música a mi corazón”.

Desde entonces han pasado 34 años llevando el bolero al más estilo panchista por los cinco continentes hasta el punto de que es hoy el día que escucha a japoneses hablar en perfecto castellano. Y es que Los Panchos ofrecieron además de una forma de hacer música distinta a lo anterior, un cursillo acelerado de español. Y muchos, afirma, chapurrean los estribillos con un gran dominio de la lengua.

Por otra parte, la agrupación, añadía Gabriel, abrió la puerta “de Hispanoamérica a muchas partes del mundo”. Con un repertorio extenso donde cada uno juega a asociar canciones con momentos. De vidas que han elegido a Los Panchos para su banda sonora.

nosotros no nos iremos hasta que el teatro cierre las puertas

De este modo, sus conciertos pasan por ser verdaderas gramolas en directo. Dice el artista que son los espectadores quienes deciden los contenidos de cada actuación. Por su parte, ellos no se van hasta que “el teatro cierra las puertas” y el público se quede a gusto. Gabriel Vargas forma trío desde los años 90 con Taurino Vargas y Jaime Islas, después de que el hijo de Alfredo convocase un cásting en la que la única condición, recuerda, era traer una vena “panchita”. Fue en esa década cuando visitaron por última vez Galicia.

Los tres se subirán mañana al escenario del Colón, a las ocho y media de la tarde, para repasar su trayectoria, desde cuando los anteriores Alfredo Gil y Chucho Navarro contagiaron a medio mundo con su estilo hasta la época más actual en la que no han dejado de “componer y descomponer”, aportando su grano de arena a todas las melodías.

Serán en total tres voces, dos guitarras, un requinto y percusiones. En este sentido, el instrumento que Gabriel heredó de su padre le da al conjunto, según su dueño, un toque peculiar al listado de hits: “Su sonido es muy peculiar” y contribuye también a que los temas nunca pasen de moda. Es por eso que en los conciertos de Los Panchos se juntan jóvenes y mayores en el mismo patio de butacas. Son encuentros intergeneracionales donde cada uno tiene sus preferidas.

Explica Vargas que aunque han tenido problemas con personas que han querido usurpar el nombre de Los Panchos como Rafael Basurto, al que le tienen prohibido utilizar el nombre del grupo, los auténticos son ellos. Los tres tienen todos los registros legales después de que Gabriel ocupara un buen día el sitio de Alfredo Gil en 1978. Sin cambiar ningún ingrediente de la receta que los han convertido en inmortales, su líder no tiene pensado abandonar: “Cantaremos hasta que Dios nos diga”.

“Cantaremos hasta que Dios nos diga”, afirma el hijo del fundador de Los Panchos

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