El arte contemporáneo hay que sentirlo, no que comprenderlo

El arte contemporáneo hay que sentirlo, no que comprenderlo
Arte contemporaneo

A la hora de hablar de arte contemporáneo, se vienen a la mente todo tipo de imágenes y formas que poco tienen que ver con el concepto con el cual se entendía el arte siglos atrás. Sin embargo, se trata de un término que conlleva una cierta confusión.

Y es que el arte contemporáneo formalmente consiste en el arte creado desde la mitad del siglo XIX hasta la caída del muro de Berlín. Sin embargo, es comúnmente conocido como toda expresión artística no figurativa y que dista de lo que resulta fácil de comprender.

¿Qué se entiende por arte contemporáneo?

Se trata de una forma de arte que tiene desde grandes críticas, hasta adeptos apasionados que disfrutan enormemente acudiendo a exposiciones, e incluso se animan a especializarse a través de un curso arte contemporáneo.

También hay personas que, lejos de criticar o amar esta expresión de arte, simplemente no la comprenden. Para ayudar a estos a entender mejor el arte contemporáneo, se han establecido una serie de puntos clave que se consideran inamovibles.

Las ventajas de los estudios de posgrado

Pero, ¿quién dijo que había que entender el arte contemporáneo?

Uno de los más importantes es que cuando el arte es contemporáneo, no hay nada que comprender, sino que se trata de sentir. Aquí no hay ninguna guía que valga, sino que el secreto está en dejarse llevar.

Es más, probablemente nunca se llegue a saber lo que pretendía expresar el artista. En cambio sí es posible sentirlo, tal como ocurre con los grandes placeres de la vida, que tampoco tienen que ser entendidos pero sí disfrutados.

Por otro lado, si en otros tipos de arte está totalmente claro que no todas las obras tienen por qué gustar a una persona, a veces pudiera parecer que esto se olvida en el arte contemporáneo. Que una pieza no llame la atención de un individuo, no significa que no haya otras muchas que sí puedan resultarle mucho más de su gusto. Es muy importante entender también que nunca hay que confundir arte con mercado, ni viceversa.

Te guste o no, ¡es arte!

En todo caso, hay que tener presente que aunque una obra pueda causar un cierto rechazo, esto no significa que no se trate de arte. Es más, lo que hoy puede resultar menos agradable a la vista, el día de mañana puede tener mucha mejor consideración.

Conviene tener muy en cuenta además otro aspecto que recogió Gombrich en su tratado “Historia del arte”: a muchas personas les gusta ver en los cuadros aquellos que también quisieran ver en la realidad. Una preferencia totalmente comprensible, porque a todo el mundo le atrae lo bello en la naturaleza. Es por ello que se agradece que los artistas recojan en sus obras esos elementos.

Arte, pero no necesariamente agradable

De hecho, esos artistas no censurarían a nadie por su gusto. No obstante, se trata de un arma de doble filo, porque esa gran inclinación hacia los temas más bellos y atractivos puede provocar el rechazo hacia aquellas obras en las que se reflejan otros temas no tan agradables.

Lo hermoso de una obra no tiene que encontrarse necesariamente en la belleza del tema sobre el que verse. De hecho, en ningún sitio está establecido que el arte deba provocar sentimientos amables en la persona que contempla la obra. Lejos de esto, una obra de arte puede ser de lo más oscura, haciendo que la ira sea la emoción a despertar en el espectador.

Obras de arte ilustrativas de temas poco amables

Y como muestra, un botón. ¿Sería posible ilustrar las posibles consecuencias del cambio climático a través de una obra de arte contemporáneo? Sí es posible en tanto esto es precisamente lo que hizo un artista en la última edición de una importante feria de arte contemporáneo. Todo aquel que tuvo la oportunidad de ver en persona la obra descubrió que no se trataba de una exposición cualquiera.

Dentro de la instalación, se podía observar una especie de invernadero tropical, en la que iban apareciendo y desapareciendo maquetas de los edificios más emblemáticos de Miami. Fuera, esas maquetas emergían y se sumergían en una lámina de agua que se encontraba instalada en el techo. La sensación era entre sosegada y opresiva.

Una pieza hermosa que provoca ansiedad a su autor mismo

El propio autor de la obra dice encontrarla hermosa, pero siente a la vez algo de ansiedad al respecto. Esta se completaba con vídeos en los que se podía ver esas maquetas del exterior siendo azotadas por las olas, a consecuencia de un gran aumento del nivel del mar.

Siendo expuesta en el seno de una feria de arte cuyo símbolo es la prosperidad y pujanza de la creación contemporánea, la obra funcionaba como una especia de advertencia. Es precisamente eso lo que hace tan popular la obra de este artista, y por lo que los responsables del evento decidieron contar con ella.

El arte contemporáneo hay que sentirlo, no que comprenderlo

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