11º-14º
jueves | 25 abril | 2024
La puesta en escena del Belén Viviente de Bribes, en Cambre, es siempre sinónimo de diversión. Porque no solo lo pasan bien aquellos que se disfrazan, caracterizados al detalle de los múltiples personajes que participan en el propio belén, sino que los visitantes, ya sean vecinos de la localidad o visitantes que, atraídos por una cita que ya se ha convertido en una tradición, se acercan a presenciarlo en vivo, nunca mejor dicho.
La jornada arrancó por la mañana, sobre las 11.00, cuando se pudo ver al niño Jesús, a la Virgen, a San José, los pastores, la mula y demás animales. Por encima de todos, y sin desmerecer a nadie, destacaban los niños, cada uno en su papel.
Unos más vergonzosos, otros más animados, pero todos llevando su disfraz con orgullo. Con la satisfacción de poder formar parte de un evento muy esperado durante todo el año y que se celebra bajo la organización de la Asociación de Veciños O Cruceiro de Bribes.
Y no todo era disfrazarse, porque el Belén Viviente, además de esa caracterización tan lograda que cada año presenta ante todos los visitantes, también se meten mucho en el papel todos los implicados con la interpretación que hacen de cada personaje. Los pastorcillos, incluso, cantaron unas panxoliñas para disfrute del personal, que escuchaban con devoción a sus hijos, unos, y a sus sobrinos, nietos o simplemente amigos o vecinos el resto.
Pero en la jornada de ayer, que se prolongó varias horas desde que el belén diera sus primeros pasos, tuvo otros atractivos. Uno de ellos, también muy esperado, era el de la comida, con la tradicional laconada que no puede faltar a la cita. Así, los comensales degustaron productos como costilla, chorizos, grelos, patatas, garbanzos... Todo regado con vino y con el punto y final del postre, café y aguardiente, al tiempo que bailaban con la música de Calú.
