Treinta días después de “lo nunca visto” en As Brañas

Un mes desde las inundaciones más graves de la historia de Sada. Una pesadilla que afectó a más de dos centenares de vecinos que, transcurridos treinta días, tratan de recuperar su vida,  aún sin aclarar el porqué de la “ira” del río Maior. Las intensas lluvias empezaron el martes 29  y, solo unas horas más tarde, los residentes advirtieron algo extraordinario, aún sin imaginar lo que, en la madrugada del 30, ocurrió en As Brañas y A Lagoa.
La Guardia Civil desplazó sus zodiac para socorrer a los ciudadanos, niños incluidos, y a ella se sumaron empresas del puerto y escuelas municipales que, en una acción sin precedentes en el municipio, establecieron un improvisado “sistema de cesión” de embarcaciones en las que voluntarios espontáneos evacuaron a los afectados que, de ninguna otra manera, hubieran podido salir de sus casas en el entorno de As Brañas, la “Zona 0” de las inundaciones de Sada.

Urgencia
En los últimos días, el alcalde, Benito Portela, entregó personalmente102 solicitudes tramitadas desde el Ayuntamiento de Sada al amparo de lo dispuesto en el Real Decreto 307/2005 por el que se conceden ayudas a los afectados por las inundaciones del 30 de marzo en Sada. Benito Portela instó a la Delegación del Gobierno en Galicia, a la que presentó la documentación, “a máxima celeridade na tramitación das axudas ante o Ministerio do Interior que deberá resolver as mesmas de forma motivada no prazo de seis meses desde a data en que tivesen entrada no rexistro” en A Coruña.
Asimismo, el Ayuntamiento de Sada reclamó al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, “o mesmo trato para os veciños de Sada que para o resto dos concellos de Galicia, nin máis nin menos”, declaró Benito Portela. 
En los sucesos de la Costa da Morte, la administración autonómica asumió el coste de los daños en el patrimonio público y se comprometió a establecer ayudas para los particulares que no estuvieran cubiertos por un seguro, con aportaciones que oscilaron entre el 40% y el 100%. También invirtió un millón de euros en obras para evitar sucesos similares en la Costa da Morte.