“Sería imposible que alguien fuese capaz de viajar a bordo del Globo de San Roque”

“Sería imposible que alguien fuese capaz  de viajar a bordo del  Globo de San Roque”
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Perito agrícola, periodista y aeronauta, Jesús González Green regresa estos días a Betanzos. En 2014 asistió por primera vez a la “exhibición” del Globo de San Roque y, fascinado por la magia del “espectáculo máis grande do mundo”, decidió volver este año para evocar la hazaña de los Montgolfier. Con él, su hija y dos nietos, que seguirán el ceremonial al pie de Santo Domingo. “Parece que se transporta uno al siglo XVIII”. Lo dice González Green, la primera persona que cruzó el Atlántico de este a oeste a bordo de un globo, el Rozier Am-7 “Ciudad de Huelva”. Él,  quizá el mayor experto español en cuestiones aerostáticas, también se ha rendido a los encantos del ingenio de Claudino Pita. 
Como reportero de guerra, visitó países en conflicto como Angola, Mozambique, Yemen, Irán, Afganistán, Nicaragua, El Salvador o la actual República Democrática del Congo –entonces Zaire– donde estuvo preso y condenado a muerte en 1997. “Como periodista siempre trabajé con la actualidad, pero mi pasión es volar”, reconoce este sevillano de 1937 que, como aeronauta, sobrevoló en globo lugares tan dispares como Los Andes, Tanzania o Bagdad. 
En Betanzos, entre “pachuzos” y “chorizos”, escoltado por los Pita y por “esos soldados frianceses que desfilan por la tarde” (en referencia a los uniformados del antiguo Regimiento Provincial de Betanzos), González Green detalla las posibilidades de un globo, “que no vuela, sino que flota” y que puede recorrer hasta treinta o cuarenta kilómetros “a poca velocidad y a merced del viento”, como demuestra, año tras año, el de San Roque. La afición por la aerostática, que él mismo califica de “romántica”, lo llevó un día, hace más de dos decenios, a subirse a un globo con la intención de cruzar el Atlántico. No solo lo consiguió, sino que, con su compañero Tomás Feliu, fue el primero en hacerlo, en febrero de 1992.
“¿No notas que te han dado una palmadita en el hombro?”, previno Álvaro Cunqueiro a Jaime, el último de los hijos de Claudino. El escritor mindoniente, tan amado por los brigantinos como amante de su ciudad, estaba convencido de ser “el primero
en advertir a los betanceiros que en la noche de San Roque están en la plaza, esperando la ascensión del globo, los Hermanos Montgolfier”. Según él, Joseph- Michel y Jacques-Étienne, “fantasmas doblemente voladores, se iban por aquellas colinas de viñas admirando el vuelo grave y solemne del Globo de Betanzos”. Aunque en ninguna de las miles de cámaras que graban el despegue del aerostato “piteño” aparece espectro alguno, es posible que estén por allí, porque muchos de los que se acercan hasta la plaza de los Irmáns García Naveira regresan a sus casas tan impresionados como si hubieran visto un fantasma... O dos, los de Joseph-Michel y Jacques-Étienne ¿Viaja con ellos Claudino? Los betanceiros dicen que sí, que incluso se saludan en pleno vuelo, a la altura de O Camiño.
En cualquier caso, de acuerdo con las indicaciones del experto, ellos, los espíritus, son los únicos que pueden viajar a bordo del Globo de San Roque, ya que “el papel no aguantaría el peso de un humano...”, explica Green.

“Sería imposible que alguien fuese capaz de viajar a bordo del Globo de San Roque”

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