Ni a cien metros, ni a uno: a girar donde siempre

Ni a cien metros, ni a uno:  a girar donde siempre
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Por no recorrer en vehículo unos cien metros más, un vecino decidió borrar lo pintado. Porque, debió pensar el sujeto en cuestión, ¿le va a decir a  uno la administración dónde puede o no puede girar  a la izquierda? A las tres horas de que la Xunta pintase la línea continúa en la AC-164, para impedir girar hacia la carretera que va al cementerio de Bergondo, alguien optó por eliminar trozos de esa pintura y que se mantuviese la línea discontinua. Una “falcatruada” que aún no ha sido subsanada con pintura nueva.
La corporación bergondesa había aprobado, tiempo atrás en un pleno, solicitar a la Xunta que crease un carril de incorporación en este punto. De  no hacerlo, que prohibiese el que se pudiera torcer. “Es un punto negro, porque está en curva”, exponen desde el Ayuntamiento.
La visibilidad no es completamente nula, pero, aún así, en un despiste es fácil no percatarse de que otro coche circula por el carril. Entonces, la colisión está garantizada, con más o menos perjuicios para los implicados en la misma.
La AC-164 es la carretera principal que va hasta Miño, por el puente de O Pedrido. Y por esta confluencia se va a un núcleo de casas, al citado cementerio, al monasterio o al campo de fútbol. Los vecinos no se han quedado sin la posibilidad de ir a estos lugares si circulan en dirección a Miño, ya que, además de que a unos cien metros ya puedes realizar la misma maniobra, que en el cruce de siempre.

Rotonda
Al que no le convenza, también se puede desplazar hasta la rotonda de San Isidro, que está a un kilómetro aproximado de distancia, sin contar con varios caminos más pequeños o desde la zona donde se encuentra la casa consistorial. Lugar en el que también se puede proceder a un cambio de sentido con todas las garantías para los conductores que transiten por la vía.
Entienden desde el gobierno local que se gana más en seguridad de lo que pueden perder los vecinos en comodidad, a la hora de llegar a sus casas, el cementerio, el monasterio o el campo de fútbol.

Ni a cien metros, ni a uno: a girar donde siempre

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