Multitudinario adiós en Dordaño al menor fallecido en el accidente de Ordes

Multitudinario  adiós en Dordaño al menor fallecido en el accidente de Ordes
El cuerpo sin vida del chico llegó al cementerio a media tarde de ayer patricia g. fraga

En la iglesia de Dordaño doblaban las campanas por José. El más joven de los ocupantes del vehículo siniestrado en la madrugada del domingo en Ordes tan solo tenía 16 años. Y, caprichos del destino, falleció en el interior de un coche que conducía su hermano, de 19, que sobrevivió.
Esta pequeña parroquia del municipio de Oza-Cesuras es desde hace dos días un mar de lágrimas. Familiares, amigos, conocidos, lloraban su pérdida.
Lo hicieron el mismo domingo, tras la noticia y en el velatorio, y lo siguieron haciendo ayer en el entierro del menor. Y seguirá, porque hay tragedias, como esta, tal y como se comentaba en la tarde de ayer durante el acto fúnebre, que dejan más huella que otras.
Minutos antes de que se acercara la hora para la que estaba programado el entierro de José, los vecinos de Dordaño fueron llegando al cementerio. La asistencia de gente se podía medir por las largas columnas de coches a los lados de la carretera. Nadie quería perderse el último adiós al joven. De una forma u otra, todos en la parroquia le conocían.

muestras de cariño
Llamaba la atención la cantidad de chavales que ayer se dieron cita, muestra del cariño que se le profesaba al fallecido y a su familia por parte de los chicos de su edad, entre los que había tanto amigos de la zona en la que vivía como compañeros del centro de estudios donde acudía a clase, en Betanzos. Muchos de ellos no tardaron mucho en derrumbarse cuando vieron el féretro en el que ya descansan los restos de José. Algunos, incluso, eran consolados por quienes, como podían, aguantaban el tipo. Pero no había consuelo.
Tras el acto religioso en el interior de la iglesia, donde por su tamaño apenas entraron unas pocas decenas de personas –una mínima parte comparada con la cantidad de gente que esperaba fuera, desafiando a la intermitente lluvia–, se procedió al entierro del joven, ya con la noche sobre el cementerio. Pocos minutos después salían los familiares, quienes recibieron constantes muestras de apoyo de todos los presentes mientras abandonaban el camposanto. Y así, uno detrás de otro, todos los allegados del menor, cuyo fallecimiento ha conmocionado no solo a esta localidad –la parroquia pertenecía al ya exmunicipio de Cesuras–, sino al entorno de la misma, ya que en el círculo de la familia había vecinos de otros ayuntamientos cercanos. n

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