Derriban una casa en la costa del Portiño de Suevos ante la indignación vecinal

Derriban una casa en la costa del Portiño de Suevos ante la indignación vecinal
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Agotaron hasta el último minuto, pero al final llegaron las palas. El número 104 del Portiño de Suevos, ubicada en terrenos de Costas, se transformó ayer en escombros ante la indignación de los vecinos que ayer mostraron su apoyo a la familia afectada.
La vivienda está construida en protección de Costas y, por lo tanto es ilegal. En 2002, comenzaron los problemas judiciales y, aunque el asunto quedó paralizado, este año, el fiscal pidió la ejecución “por la vía prioritaria”, explicaba Emilio Suárez, presidente de la asociación de vecinos San Pancracio de Suevos.
En la víspera, él estuvo en el juzgado con el afectado hasta última hora de la tarde. Ayer, a primera hora de la mañana, el propio dueño daba la orden para echar abajo la edificación, para al menos evitar de este modo que le cobrasen estos trabajos.
Aunque sabían que el momento iba a llegar, los que residen en el Portiño de Suevos no podían ocultar su malestar y la sensación de frustración al ver reducida a escombros la propiedad.
No menos molesto les pareció el despliegue de seguridad. “Hay dos furgones de la Autonómica que manda la APLU (Axencia de Protección da Legalidade Urbanística), el resto son del juez”. 
A un kilómetro aproximado del terreno en cuestión, había decenas y decenas de antidisturbios de la Guardia Civil, con sus correspondientes furgones, a la espera de lo que pudiera ocurrir, y escoltados por dos agentes de la Policía Local de Arteixo. “Parecía que nos habían invadido los ingleses. Se nota que la Administración no nos conoce”.
La Policía Autonómica y Policía Nacional primero se encargaron de evitar que nadie accediese a la casa. Después, escoltó al personal de la APLU que salieron entre aplausos irónicos y abucheos de los vecinos. “¡No sé cómo puedes dormir por las noches!” “Le pedí hablar con ella, me dijo que después y aún estoy esperando”.  
“Esto no es Marbella, no es una macrourbanización. Somos gente humilde y muchos han decidido pasar a vivir cerca del mar, en sus terrenos ¿Es eso delito?”, exclamaba Suárez.

Urbanismo
“Estas casas llevan 25 o 30 años”, señalaba otra vecina. Y es que en el Portiño de Suevos hay 25 construcciones que tienen un expediente abierto y que, por lo tanto, podrían correr la misma suerte.
“Es la punta del iceberg”, lamentaba Pablo Balsa, familiar de los propietarios de la casa contigua a la derribada. “Para el concejal de Urbanismo somos como Penamoa, aunque si fuésemos así no se habrían atrevido a entrar. Nosotros estamos pegados al mar, sí, pero la fábrica –Saria– también”, en este caso, ya han recibido 30.000 euros de multas coercitivas y, de momento, está parado el expediente a la “espera de que se declare núcleo rural”.
Así rezaban las pancartas que ayer se podían ver en varias fachadas del núcleo: “Por la defensa de nuestras casas. Núcleo rural ya”, lo que sería su salvación. 
“La Ley de Costas en Galicia es muy complicada porque aquí tenemos la definición de núcleo rural. Solicitaremos una interpretación explícita de núcleo rural en la Ley de Costas”, apuntó ayer el alcalde, Carlos Calvelo, que se acercó por el lugar. Añadía que, a pesar de que está en proceso, había una sentencia contra la casa que se derribó ayer y el fiscal solicitó su ejecución.
“Preocúpanos a situación, son cento e pico casas e só seis teñen licencia. Hai xente que se beneficiou do Porto Exterior porque delimitou a liña de costas e necesitamos que a baixen de cen a vinte metros”, indicó Alberto Castro, edil de Urbanismo. 
También se acercó Martín Seco (PSOE) que aseguró a continuación que “pese ás promesas de regularizar os núcleos próximos á costa, o PP de Arteixo ten metido o plan xeral nun caixón”. Un punto en el que coincidían los vecinos que ayer aseguraban que habría sido importante para lograr esa declaración de núcleo y evitar el desenlace. “Nos venden humo”, reprochaban y criticaban que “ahora” se les ocurre “solicitar la interpretación”.
 Llegada esta situación, prometían “morir matando, en sentido figurado” y se citaban para acordar una serie de movilizaciones. “Llegaremos hasta Bruselas si hace falta, ya que la justicia de aquí no nos hace caso”.

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