CULLEREDO-La teoría de que los perros de una vecina de Culleredo se alimentaron de sus restos cobra fuerza

La investigación del hallazgo de los restos óseos de una vecina de Culleredo enterrados en la finca que rodea su casa apunta a la teoría de que los dos perros de la mujer se alimentaron de ella después de que muriese y enterraron los huesos.
Los vecinos de la mujer llevaban más de un mes sin verla, por lo que uno de ellos decidió alertar a la Policía para que comprobase si se encontraba bien. La noticia de que tras haber muerto su cuerpo habría servido de alimento a sus perros ha causado conmoción entre ellos, que ayer se preguntaban si de haber dado antes el aviso se habría podido evitar este suceso.
Los canes, considerados pruebas en la investigación, están bajo custodia en un centro de recogida de animales. Tanto a ellos como a los huesos encontrados en la finca se les realizarán pruebas que determinarán si la hipótesis de la Policía es cierta.

instinto de superviviencia
Ninguna duda al respecto albergan diferentes expertos en comportamiento canino, que consideran que los perros se alimentaron de su dueña una vez muerta por puro instinto de supervivencia.
Octavio Villazala, del centro canino DeMontegatto, explica que la reacción de los animales es natural y lógica, teniendo en cuenta que estaban encerrados y sin comida. Aclara que no hubo maldad en un acto que respondió al instinto de mantenerse con vida. El mismo que tendría un hombre ante una situación similar, en la que experimentase verdadera hambre.
Esta reacción de los perros, a juicio del experto, demuestra que son seres inteligentes, capaces de buscar una solución a un peligro de muerte. Entiende que pasó un tiempo desde el fallecimiento de la mujer hasta que los canes se alimentaron de ella, directamente relacionado con la falta de comida. Una vez que sintieron hambre habrían encontrado alimento en las partes del cuerpo de la mujer que estuviesen al descubierto –las mejillas y las manos– y a partir de ahí se habrían comido el resto del cuerpo, ya en descomposición. Los huesos, que los perros suelen guardar como fuente de proteínas –contenida en la médula–, los habrían enterrado en distintos puntos de la finca que les servirían a modo de despensa.
Villazala considera que esta situación en la que se vieron envueltos los dos animales no implica en absoluto que sean violentos. Así, confía en que una vez concluida la investigación, los perros sean dados en adopción. Su experiencia le acredita para asegurar que con una nueva familia se comportarían de forma perfectamente normal.
El futuro de los dos canes se decidirá en el juzgado de instrucción número 3, que instruye el caso.