Reportaje | El ‘vecino invisible’ de Abegondo envuelve de misterio sus “mejores deseos”, de nuevo, por Navidad

Los residentes en la parroquia de Viós desconocen el origen de las felicitaciones que reciben con motivo de las fiestas
Reportaje | El ‘vecino invisible’ de Abegondo envuelve de misterio sus “mejores deseos”, de nuevo, por Navidad
Los vecinos recogen sus felicitaciones en un buzón instalado en la valla del instituto de Viós

El año que está llamado a concluir se ha convertido en una fuente de enigmas para los habitantes de la parroquia abegondesa de Viós. Si hace un par de meses nadie era conocedor de la identidad del propietario de un Fiat que permaneció alrededor de una semana volcado, en una finca del lugar de O Pazo, tras ser objeto de un aparatoso accidente de tráfico en la autopista AP-9; tampoco ahora existe alguien que sepa quién (o quienes) es responsable de las felicitaciones navideñas que se les está haciendo llegar a través de un peculiar buzón instalado en el cierre perimetral del centro educativo de esta localidad de algo más de 230 habitantes.


No obstante, aunque este ‘vecino invisible’ envuelve en misterio sus “mejores deseos”, ya no coge a los vecinos de nuevas. El año pasado, también por Navidad, se repartieron felicitaciones casa por casa. Todas, con su correspondiente sobre, se encontraban escritas a mano.


“Que estas navidades llenen de felicidad nuestras casas y corazones con pequeños detalles como este, que nos recuerde la importancia de mirar a las personas que tenemos cerca. Mis mejores deseos. Att. tu vecino”, rezaba la pequeña tarjeta que, según algunos felicitados, también recibieron vecinos de la parroquia de Leiro.

 

Novedad


La principal novedad de este año es que los ‘christmas’ no llegan a casa. Es condición innegociable que cada uno se haga con su felicitación introduciendo la mano en el buzón de plástico, que desde hace poco más de una semana permanece instalado en el mencionado cierre sin que hasta el momento se sepa quién lo colocó. Y eso que Penoi, lugar en el que se ubica el centro educativo, es un destacado enclave residencial. Nadie sabe nada, nadie ha visto nada sobre la filiación del autor de “Abre una bola y sonríe. Todos los días son buenos para regalar. Att: tu vecino”, que se exhibe en el cajón.


Este curioso ‘juego’ no parece gustar, sin embargo, a todos los residentes. Hay quién lo considera de pésimo gusto, aunque también los hay que lo defienden teniendo en cuenta las fechas por las que atravesamos. Sea gracioso o no, el pasatiempo ha disparado las conjeturas sobre la identidad del responsable (o responsables) y por lo que ha trascendido tan solo él (o ellos) lo sabe. 

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