La envergadura de una obra en la iglesia de Orto obliga a usar una grúa de notable dimensión

La estructura de carga y descarga era visible desde cualquier punto del embalse de Abegondo-Cecebre
La envergadura de una obra en la iglesia de Orto obliga a usar una grúa de notable dimensión
Una grúa fue la encargada de izar las moles de granito a la cubierta del templo

No fue ayer la variedad de fauna y flora lo que más destacaba en el embalse de Abegondo-Cecebre. Por unas horas lo que dominó el horizonte de este enclave acuático, de notable importancia medioambiental, fue una imponente grúa que la envergadura de la obra de restauración del campanario de la iglesia parroquial de Orto ha obligado a utilizar. Una estructura que desde primera hora de la mañana, y hasta bien entrada la tarde, fue la encargada de cargar y descargar las moles de granito que constituirán la nueva espadaña del templo que un rayo destrozó hace casi dos años.


El responsable de la grúa izaba hasta la cubierta de la iglesia las enormes piedras que un operario de la empresa encargada de la restauración disponía en el lugar más adecuado. Por su parte, en el atrio una trabajadora era la que decidía el trozo que debía ascender al cielo de Orto. Los trabajos de restauración han entrado en su fase decisiva porque lo previsto es que en abril el templo pueda abrir de nuevo sus puertas para que los feligreses ya no tengan que verse obligados a acudir a misa a, por ejemplo, la vecina parroquia de Crendes. 


El presupuesto del proyecto, que por cuestiones de burocracia permaneció bastante tiempo arrinconado, asciende a más de cien mil euros. 

La envergadura de una obra en la iglesia de Orto obliga a usar una grúa de notable dimensión

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